La llegada

La ciencia ficción es un género que me resulta particularmente interesante, sobre todo por películas como La llegada. Con la dirección de Denis Villeneuve, este largometraje cuenta la historia de la prestigiosa experta en lingüística Louise Banks, reclutada por el ejército estadounidense, tras una invasión alienígena. El prólogo nos revela que la protagonista sufrió la dolorosa pérdida de su hija a causa de una enfermedad terminal.

El personaje de Louise está interpretado por Amy Adams, que está sensacional. No sé muy bien qué más tiene que hacer esta actriz para que le den el Óscar. Por esta producción ni siquiera fue candidata a este premio, pese a ser el alma de un film que sumó ocho nominaciones.

El relato contiene referencias bíblicas. Las doce naves que aterrizan en distintos lugares del planeta aluden a un número con mucho simbolismo en la Escritura, ligado a los apóstoles o a las tribus de Israel. Aún más vertebradora de la trama es su relación con el pasaje de la Torre de Babel, ya que el lenguaje y las dificultades para comunicarse son dos de sus principales ejes. Louise, junto a otros científicos -en especial el físico representado por Jeremy Renner-, se enfrenta al complejo reto de descifrar el mensaje que quieren transmitir los gigantescos octópodos que han llegado a la Tierra. Entretanto, crece la tensión mundial ante las desconocidas intenciones de los visitantes.

Nave extraterrestre

La cinta expone que el lenguaje condiciona nuestra manera de pensar. Me viene a la mente Eugène Green, un cineasta nacido en Nueva York que emigró en los sesenta a Francia movido, en gran medida, por el idioma galo y cuyo enorme interés por la palabra le ha llevado a rodar en varias lenguas.

Otro de los temas centrales del relato es el tiempo y la diferente forma de percibirlo por parte de los extraterrestres. Estos pertenecen a una civilización más avanzada y son capaces de ver el futuro. Hay infinidad de películas que han reflexionado sobre el tiempo y en ese ámbito destaca, en la ciencia ficción reciente, Interstellar. De hecho, son comunes las menciones al título de Christopher Nolan al hablar de La llegada. En ese trabajo, Nolan fue ambicioso al máximo y, pese a sus indudables logros, finalmente se pasó de frenada. Villeneuve consigue más con una mayor contención, proporcionando una oportuna atmósfera de misterio a la propuesta y compensando su frialdad con momentos de una fuerte carga emocional y poética, acrecentada por la música de Jóhann Jóhannsson.

Antes de seguir, tengo que avisarte de que, en este último párrafo, hago spoiler para ahondar en el revelador viaje interior en el que se adentra Louise, mientras trata de entenderse con los octópodos. El largometraje juega con el tiempo y lo que parecía un acontecimiento del pasado, el fallecimiento de su hija, va desvelándose como algo que todavía no ha sucedido. Ella va paulatinamente conociendo su futuro, a partir de las visiones que le muestran los alienígenas. Asimismo, descubre que acabará junto al físico que le está ayudando en su misión y que lo suyo no terminará bien por la enfermedad de la hija que tendrán. Y, pese a todo, decide concebirla, encontrando su propósito vital en el amor. Con su sacrificio acepta que el valor de cada vida reside en sí misma y no en su destino, un potente mensaje esculpido por un film imprescindible.