
Fotograma de Las sandalias del pescador
Coincidiendo con el comienzo del cónclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI repasamos las películas más destacadas que han abordado la figura del papa.
Las contradicciones de Julio II y de la institución del pontificado en la Edad Media aparecen reflejadas en El tormento y el éxtasis, donde el temperamental Miguel Ángel pinta la Capilla Sixtina. Julio II, conocido como el Papa guerrero, no fue especialmente venerable, pero Rex Harrison se alejó de la caricatura, mostrando las luchas internas de un hombre más preocupado por la guerra y el arte, que por la fe que debía extender.
Un título que muestra muy bien el funcionamiento de un cónclave es Las sandalias del pescador, quizá la obra más popular sobre el asunto que nos ocupa. Esta cinta, de ciertas ideas ambiguas, se adelantó al nombramiento de un pontífice del Este -Juan Pablo II después de cuatrocientos años de italianos- y a su papel capital durante la Guerra Fría. Anthony Quinn bordaba todo lo que le pusieran por delante y está realmente bien como Kiril Lakota, un humilde vicario de Cristo, afligido por la soledad de su elevado cargo.
También desde la ficción, Nanni Moretti se acercó con cierta sorna al tema, lejos del interés de La misa ha terminado, con Habemus Papam. Aunque el film causó algo de revuelo, previamente a su estreno, finalmente se quedó en un aburrido relato sobre un cardenal aterrado ante su elección.
La televisión italiana se lleva la palma en cuanto a adaptaciones sobre pontífices, puesto que ha trasladado la labor de los más recientes a la pequeña pantalla. Su última producción, Pío XII, bajo el cielo de Roma, es una aproximación a la controvertida e injustamente tratada figura de Pío XII. James Cromwell se mete en la piel de un santo padre atado de pies y manos, con muy poco margen de maniobra ante la gravedad de la Segunda Guerra Mundial. Su angustia ante tal situación y el pesar por lo que pudiera decir la historia de él, asimismo, aparecía en Escarlata y negro. Este estupendo largometraje estaba especialmente centrado en Hugh O’Flaherty, uno de los sacerdotes de los que se valió Pío XII para salvar a miles de judíos y refugiados de la resistencia italiana.
Del carismático Juan XXIII se han hecho dos películas para la televisión, separadas entre sí por tan solo un año. La primera, Juan XXIII. El Papa de la paz, fue dirigida por Giorgio Capitani y protagonizada por Edward Asner. Es una propuesta ciertamente lograda, articulada en un tono adecuado para llegar al público. Recorre la trayectoria de Angelo Roncalli antes de acceder a la cátedra de san Pedro y, más tarde, durante su breve y fructífero papado, en el que convocó el Concilio Vaticano II.

Fotograma de Juan XXIII. El Papa de la paz
Menos acertada que la anterior, pero efectiva es El Santo Padre Juan XXIII. La cinta dispuso de un actor capaz resultar cercano como Bob Hoskins para dar vida al Papa bueno. La presencia de Hoskins se convertiría en lo más destacado de esta nueva incursión.
Pablo VI: Un Papa en tempestad está dedicada al sucesor de Juan XXIII. El título ya es toda una declaración de intenciones, por parte de una producción que repasa las enormes dificultades con las que tuvo que lidiar Pablo VI, en una Iglesia en crisis interna, tras el Concilio, e inmersa en una sociedad sometida a profundos cambios. Al igual que Kiril Lakota en Las sandalias del pescador, encontramos a un hombre que se siente solo, mientras debe mediar en problemas de una gran envergadura.
El efímero pontificado de Albino Luciani, que apenas duró unos días, es escenificado en la modesta Juan Pablo I, la sonrisa de Dios. El relato toca dos momentos de su vida tan diferentes como sus inicios en el sacerdocio y su posterior labor como cabeza de la Iglesia. La propuesta no expone que fuese asesinado, sin zanjar por completo esa posibilidad. Esta hipótesis formaba parte del argumento de El padrino III, mediante el ficticio personaje de un bondadoso cardenal, que aludía claramente a Luciani.
Juan Pablo II, uno de los líderes más influyentes del siglo XX, tiene una película a su altura con Karol. Este notable largometraje se adentra en los tortuosos acontecimientos que vivió Wojtyla en su Polonia natal, al ser invadida por los nazis y después por los comunistas. La cinta es toda una lección de historia y despliega un mensaje pacifista de una sólida base evangélica. Contó con un Piotr Adamczyk muy metido en la tarea de interpretar a tan carismático personaje. Tendría una secuela con Karol II, que no conseguiría acercarse a su altura, pese al estimable trabajo de Adamczyk.
También los norteamericanos participaron en una versión sobre Wojtyla con Papa Juan Pablo II. Aunque fue protagonizada por un actor del prestigio de Jon Voight, tampoco llegó al nivel ofrecido por la citada Karol.
No sabemos si en la televisión italiana ya estarán pensando en hacer una adaptación sobre Benedicto XVI. Puede que sí, pero hasta entonces tenemos la oportunidad de revisar la historia del papado y de la Iglesia católica a través de un puñado de filmes.