La Divina Misericordia

El próximo día 25 de septiembre llega a los cines La Divina Misericordia, un docudrama dirigido por el director polaco Michał Kondrat. Cuenta los momentos más relevantes de la vida de santa Faustina Kowalska y los inicios de la devoción que da nombre a la película.

Kondrat ha optado por la mezcla entre ficción y documental para contar esta historia. La figura de la monja polaca ya se llevó a la gran pantalla en Faustina, un drama muy interesante contado desde el testimonio de una monja enemistada con la religiosa. Siempre es una buena noticia que el cine religioso tenga presencia en los estrenos de la cartelera. La hace más variada y permite ver algo diferente.

La película representa las visiones que la joven Faustina tiene de Jesús. De esos encuentros y conversaciones, recogidos en un diario por orden de su confesor, el padre Michał Sopócko, surge la devoción a la Divina Misericordia. El sacerdote juega un papel importante en la difusión del carisma. Desde el principio, Faustina y él se encuentran con trabas, tanto dentro como fuera de la Iglesia, pero los dos contribuyen a plantar los cimientos del movimiento que crecerá aún después de la muerte de ambos.

El film también da algunas pinceladas sobre Eugeniusz Kazimirowski, el pintor que representó la imagen de la Divina Misericordia, bajo la supervisión de sor Faustina, una tarea nada fácil para el artista, como se aprecia en largometraje. Merece la pena destacar que, en la parte documental, se explican las interesantes similitudes entre dicho cuadro con el Sudario de Oviedo y la Sábana Santa de Turín.

El impulso de Juan Pablo II al carisma de la Divina Misericordia, desde el seno de la Iglesia católica, queda bien representado en la cinta. El papa, por entonces arzobispo de Cracovia, conocía a Sopócko en persona. El sacerdote es quien le habla del testimonio de sor Faustina y le cuenta la experiencia como director espiritual de la misma. Michał Sopócko fue beatificado años después por Benedicto XVI.

La parte documental también se nutre de testimonios de algunos religiosos y monjas, que aportan comentarios sobre la devoción cristiana plasmada en los escritos de sor Faustina. Me resultó muy interesante la reflexión que hacía un sacerdote: «Admiramos la eficiencia, admiramos la organización, admiramos muchísimas cosas, pero no hay sitio para la misericordia». Sin duda, en una sociedad como la actual, la misericordia representa un reto para la humanidad.