Hace unos meses saltaba la noticia del estreno de la secuela de La Pasión de Cristo a finales de 2019. Desconozco el origen de una información que ha corrido como la pólvora, pero la realidad es que el proyecto se encuentra en fase de preproducción, pendiente de un inminente comienzo del rodaje. Después necesitará un largo periodo de edición y promoción. De modo que, o mucho me confundo, o no llegará a los cines este año ni el que viene.
Existe un gran secretismo en torno a esta película, titulada The Passion of the Christ: Resurrection. Tan solo hay algunas declaraciones que revelan poco sobre su contenido. Se sabe, eso sí, que la historia se centrará en lo ocurrido durante los tres días que transcurrieron entre la crucifixión y la Resurrección. El enfoque resulta novedoso y, al igual que La Pasión de Cristo, la cinta se desarrolla en un breve espacio de tiempo.
Gibson contará, nuevamente, con Jim Caviezel para representar a Cristo y con la sobria actriz rumana Maia Morgenstern como Virgen María. En el reparto también figuran Francesco De Vito y Christo Jivkov, los actores que interpretaron, respectivamente, a Pedro y Juan. Igualmente se conoce que Gibson volverá a filmar en Italia. Concretamente, regresará a la espectacular ciudad de Matera y a los estudios Cinecittà, en Roma. Otro apunte relevante es el del guionista, Randall Wallace, quien ya había trabajado con Gibson en Braveheart y dirigió El cielo es real. No obstante, estos datos pueden cambiar, como sucede en cualquier producción en proceso, pero dan una idea aproximada del proyecto.
Pese a la polémica que acompañó a la original, da la sensación de que Mel Gibson y Jim Caviezel tienen poco que perder con esta secuela. No conozco otro caso de nadie que haya materializado peor un éxito, teniendo en cuenta que La Pasión de Cristo recaudó más de seiscientos millones, aun exhibiéndose en versión original y no estar recomendada para menores de dieciocho años. En el caso de Caviezel, un intérprete sin los problemas personales de Gibson, su carrera se truncó tras interpretar el papel de su vida, como él mismo ha reconocido públicamente.
Será interesante ver cuál es el formato de promoción empleado para el film. El anterior se basó en una inteligente estrategia destinada a crear expectación, que originó la percepción de que se trataba de una película diferente, como así fue, y la polémica hizo el resto. La cinta acabó convirtiéndose en uno de esos casos que, aun a riesgo de decepción, el espectador prefiere ver para valorar por sí mismo.
Las secuelas son más fáciles de publicitar y distribuir, de ahí que abunden en las pantallas. Star Wars, por ejemplo, pronto va a parecer más una especie de serie que Disney emite en los cines, que una saga. Esta continuación, sin embargo, pertenece a un tipo de secuelas que no surgen por un fin principalmente comercial, sino debido a que sus responsables consideran que tienen algo bueno que añadir. Esto último es obvio al haber pasado quince años y lo cierto es que el proyecto promete.