Sagrada Familia

Ilustración: Fano

El domingo día 2 de diciembre comenzamos el tiempo litúrgico de Adviento. En casa nos encanta, porque, sin dejar de ser tiempo de reflexión y austeridad, es también de amorosa, alegre y sosegada espera. Además, es momento de hacer también del hogar un poquito de la ciudad de Belén.

En las lecturas del primer domingo de adviento, nosotros los cristianos, suplicamos y anhelamos la cercanía de Dios: “Ojalá rasgaras el cielo y bajases” dice el profeta Isaías. Ese anhelo y deseo de que venga el Amor Primero nos lleva a sincerarnos con Él: “Señor, te necesitamos cerca. No tardes”.

Desde el segundo domingo de adviento, el alma toma conciencia de que Dios ya ha pagado por todos nuestros errores; los pasados, los presentes y los futuros. Un día para Él son como mil años y viceversa. Y está claro que su medida del tiempo no es la nuestra. En esta semana debemos agradecer todo desde el corazón y allanar los senderos de este para el que viene y para los demás.

Ya en el tercer domingo la alegría es imposible de contener. El alma se alegra y desborda de gozo con el Señor. ¡Debemos obligarnos a estar alegres! Pero no es una alegría pasajera y absurda, no. Es la que surge de mezclar el agradecimiento y la certeza de que el Señor cumplirá sus promesas para con nosotros. Por ello hemos de ser voz que clame esto en el desierto del mundo.

Cuarto domingo de adviento. Lo ha prometido: Él estará con nosotros. Ha cumplido el deseo del corazón de sus hijos. Llega a nuestro hogar naciendo en nuestros corazones y esperando crecer en Él para que otros también le quieran acoger. Tenemos la inmensa suerte de tener un Dios que cuenta con nosotros y necesita de nosotros porque se hace, otra vez, niño.

Que este año, cuando preparemos nuestro corazón y nuestra casa para su venida, veamos en cada detalle la ternura y disposición de Dios. Que nuestro hogar, nuestra ciudad, nuestras vidas este año sean un poco más pesebre y que desde la más absoluta sencillez, amor y paz estemos alegres: DIOS ESTARÁ CON NOSOTROS.