
San Pedro (Rubens)
“Con esto indicaba la clase de muerte con que iba glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: ‘Sígueme’”.
“Pedro se vuelve y ve, siguiéndoles detrás, al discípulo a quien Jesús amaba, que además durante la cena se había recostado en su pecho y le había dicho: ‘Señor ¿Quién es el que te va a entregar?’ Viéndole Pedro, dice a Jesús: ‘Señor, y este ¿Qué?’ Jesús respondió: ‘Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿Qué te importa? Tu, sígueme’ Corrió, pues, entre los hermanos la voz de que este discípulo no moriría. Pero Jesús no había dicho a Pedro: ‘No moriría’, sino ‘Si quiero que se queea hasta que yo venga’”.
Jesús acaba de preguntar por tres veces a Pedro si le quiere y él acaba de contestar “Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero”, Jesús contesta “Apacienta mis ovejas” e indica la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios y añade “Sígueme”.
A pesar de que Pedro quiere a Jesús, va apacentar sus ovejas y va a morir por Él.
Sin motivo aparente, Pedro “se vuelve y ve”. Da la espalda a Dios y ve al discípulo que va a entregar a Jesús, al volverse a Dios el Espíritu de sabiduría y revelación deja de iluminar los ojos de su corazón, ve con los ojos que envidian, que juzgan, actuando en él el señor de la mentira que le impulsa a interpelar a Jesús “Señor, y este ¿Qué?”. Jesús ante esta reacción de Pedro, contesta “¿Qué te importa? Tú, sígueme”. Lo único que te debe importar es tu propio seguimiento. No te fijes en mi comportamiento con los demás, fíjate en tu caminar, que nada te aparte de tu seguimiento. Aunque no entiendas mi proceder “Tu, sígueme”.
Cuando se vuelve Pedro no solo reclama a Jesús una acción contra Judas Iscariote sino que, el señor de la mentira, hace que tergiversen las palabras de Jesús, hace que vean una mentira como verdad “Corrió, pues, entre los hermanos la voz de que este discípulo no moriría. Pero Jesús no había dicho a Pedro: ‘No moriría’, sino ‘Si quiero que se quede hasta que yo venga’”.
Ayúdame a estar siempre alerta, en comunión contigo, Padre, para que ningún acontecimiento de mi vida pueda hacerme volverme. Ayúdame a no ver una mentira como verdad. Que no me desvíe de mi seguimiento; que no mine mi confianza en TI.
“Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminara en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8,12).
“Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mi no siga en las tinieblas” (Juan 12,46).