
Fotografía: vlasta2 (Flickr)
Estará también tu corazón. Acabamos de incorporarnos a la rutina diaria después de las pasadas fiestas navideñas, en las que Dios, una vez más, se ha hecho pequeño por amor, como decía San Bernardo.
Me gustaría que a las primeras semanas de este 2011, nos parásemos a leer el evangelio de San Mateo, 6, 19-34. En estos tiempos de crisis, donde a muchos agobia la situación económica, o la escasez de trabajo y el futuro se presenta más oscuro que claro, Dios, por medio de este texto de San Mateo nos da un aliento de vida y esperanza.
Buen pregón de Dios encontramos aquí. Él que ama a todas sus criaturas nos dice que si a los pájaros del cielo, que no siembran ni cosechan, les da el alimento, nosotros valemos mucho más que ellos. Y que lo lirios del campo, son hermosos y su textura y color no han sido creados por otras manos que por las suyas. Si Dios los viste así, que hoy existen y a los pocos días se secan, cuánto más hará por nosotros. ¡Hombres de poca fe! Nos preocupados la mayor parte del día en cosas por las que se afanan los gentiles. Nosotros, que nos hacemos llamar cristianos, hemos de tener en cuenta que debemos confiar plenamente en nuestro Padre. No solo cuando las cosas van bien, sino cuando las dificultades nos oprimen. Porque también el hierro se moldea a fuego para hacer figuras inverosímiles si está frío.
Hermanos, una frase de aliento para tener muy en cuenta cada día es la siguiente: “El Padre que está en el cielo sabe bien que necesitamos todas estas cosas”. CONFIEMOS. Busquemos primero su Reino y su justicia y todo lo demás se nos dará por añadidura. Es palabra de Dios. Y Él nunca nos falla.