Camino

Fotografía: Philipp Zieger (Flickr)

Carlos G. Vallés

“La voz del Espíritu es inconfundible en el alma”.

Éloi Leclerc

“Donde nosotros vemos una falta a condenar y castigar, Dios ve primariamente una miseria a socorrer” (Sabiduría de un pobre).

Francisco Cerro Chaves

“Mi gozo me hace vibrar de emoción. Me encandila tu Corazón, me entusiasman tus Palabras. Mi gozo eres Tú que eres primavera en mi vida, esperanza en mis noches de invierno. Conocerte a ti ha sido mi gozo diario, las veinticuatro horas más plenas, los momentos más intensos. Mi gozo eres Tú que te acercas a mi vida y la llenas de esperanza”.

“Soy cristiano porque creyendo en Dios no entiendo algunas cosas, pero sin creer en Él no entendería nada”.

“La Iglesia rechaza el pecado, pero no al pecador”.

Jaume Boada

“Ya no soy yo, eres Tú en mí, Tú y yo en una sola cosa, en el amor”.

“Sé consciente de tu pobreza y de tu debilidad, pero reconoce que si abres tu vida al Amor, todo en ti se transformará”.

“Con Él, ¡todo es posible!”.

San Agustín

“La oración no es más que un santo deseo. ¿Quieres no dejar nunca de orar? No dejes nunca de desear”.

“Él, y solo Él, escucha cuando nada nos responde”.

“El amor es el peso que me arrastra”.

“Servir a nuestro Dios, eso es reinar”.

“La medida del amor es amar sin medida”.

“Dios lo que más odia después del pecado es la tristeza, porque nos predispone al pecado”.

San Antonio de Padua

“Si en la criatura hay tanta belleza, ¿cómo será la que brilla en el Creador?”.

“Tan pobre como es la mesa que carece de pan, así la vida más ejemplar resulta vacía si le falta amor”.

“Cristo quiso ser llamado «niño» por muchas razones; pero, por amor a la brevedad, voy a exponer una sola. Si haces una injuria a un niño, si lo provocas con un insulto, si lo golpeas; pero si después le muestras una flor o una rosa o algo semejante, y mientras se la muestras se la entregas, ya no se acuerda de la injuria sufrida, se le pasa la ira y corre a tu encuentro para abrazarte”.

San Bernardo

“- Jesús, ¿quién te ha hecho pequeño?”.
“- El AMOR”.

“Al conocer lo que Dios nos ha dado, encontraremos muchísimas cosas por las que dar gracias continuamente”.

“Cuando la barquilla de tu vida parezca que va a hundirse, mira a la Estrella, invoca a María”.

San Francisco de Asís

“Conozco a Cristo pobre y crucificado, y eso me basta”.

“¡Mirad, hermanos, la humildad de Dios!” (en referencia a la Eucaristía).

“La cortesía es hermana de la caridad, que apaga el odio y fomenta el amor”.

“Dios os salve, María, Madre de Dios. En Vos está y estuvo todo la plenitud de la gracia y todo bien”.

“Amemos a Dios y adorémosle con corazón sencillo y espíritu puro, que eso busca Él por encima de todo”.

“Siempre obedientes y sujetos a los pies de la Santa Iglesia, firmes en la fe católica, guardemos la pobreza y la humildad y el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo”.

“Cuanto más tentado te veas, sábete que eres más amado”.

“Tú eres el bien, todo el bien, el sumo bien, Señor Dios vivo y verdadero”.

“Mi Dios y mi todo”.

San Francisco de Sales

“… querer ser pobre y no sufrir por ello incomodidad, es querer el honor de la pobreza y la comodidad de las riquezas”.

San Juan de la Cruz

“El amor solo con amor se paga, las heridas de amor solo con amor se pueden curar”.

San Rafael Arnaiz

“Dios no nos exige más que sencillez por fuera y amor por dentro”.

“La verdad es que no tengo motivos en mi vida más que para procurar ser mejor… ¿Cuándo lo seré?”.

“Con qué delicadeza toca los corazones… Con qué suavidad nos hace ver su voluntad, nos enseña sus caminos… Cuánta dulzura tiene la voz del dulce Nazareno, cuando dice: «Sígueme»”.

“Déjame, Señor, llorar, pero llorar de ver lo poco que puedo hacer por ti, lo mucho que te he ofendido estando lejos de tu Cruz… Déjame llorar el olvido en que te tienen los hombres, aún los buenos…”.

“Señor, condúceme por el camino de la humildad… y nada más…”.

Santa Clara de Asís

“Mírate cada día en el espejo de la pobreza, la humildad y la caridad de Cristo, y observa en Él tu rostro”.

“Extiende tus alas de mando sobre los horizontes de mis mundos. No habrá para mí otra voz ni otro rostro que el de mi Elegido. Entre Tú y yo no se interponga otra criatura sino la espada de la fidelidad”.

“Si sufres con Él, reinarás con Él; si lloras con Él, gozarás con Él; si mueres con Él en la cruz de la tribulación, poseerás con Él.”.

“Él derramará sobre ti sus bendiciones y será tu defensor, tu consolador, tu redentor y tu recompensa en la eternidad”.

“Gracias, Señor, por haberme creado”.

“Os bendigo en mi vida y después de mi muerte, en cuanto puedo y más aún de lo que puedo, con todas las bendiciones con que el Padre de las misericordias bendijo a sus hijos e hijas y los bendecirá en el cielo y en la tierra. El Señor esté siempre con vosotras y vosotras estéis siempre con Él”.

Santa Teresa de Jesús

“La mejor y más fuerte lanza para conquistar el cielo es la paciencia en los trabajos, hace al hombre poseedor y dueño de su alma”.

“La oración no consiste en pensar mucho, sino en amar mucho”.

Santa Teresa de Lisieux

“La vida es tu navío, no tu morada”.

“Quiero que el Niño Jesús se encuentre tan a gusto en mi corazón, que no piense ya en volverse al cielo…”.

“… cuando se ama se siente necesidad de decir mil locuras”.

“Para mí, la oración es un impulso del corazón, una simple mirada lanzada hacia el cielo, un grito de gratitud y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra, es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y me une a Jesús”.

“Para amarme como Tú me amas, necesito pedirte prestado tu propio amor”.

“«Dónde está vuestro tesoro allí está vuestro corazón» (Mt 6, 21). Nuestro tesoro es Jesús, y nuestros corazones no forman más que una sola cosa en Él”.

“Las rejas del Carmelo no están hechas para separar corazones que solo se aman en Jesús; antes bien, sirven para hacer más fuertes los lazos que los unen”.

“Jesús se complace en mostrarme el único camino que conduce a esa hoguera divina. Ese camino es el abandono del niñito que duerme sin miedo en brazos de su padre…”.

“La confianza, y nada más que la confianza, puede conducirnos al amor…”.

“Si Dios escucha mis deseos, pasaré mi cielo en la tierra hasta el fin del mundo. Sí, yo quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra. Y eso no es algo imposible, pues desde el mismo seno de la visión beatífica, los ángeles velan por nosotros”.

“La santidad no consiste en tal o cual práctica. Consiste en una disposición del corazón que nos vuelve humildes y pequeños en los brazos de Dios”.

“Las obras extraordinarias no están a mi alcance. ¿Cómo demostraré a Dios mi amor si este se prueba en obras? Por mis pequeñas acciones y sacrificios. ¡Como niña, sembraré de flores su camino!, y Jesús las mirará complacido”.

Santo Tomás Moro

“Cuando nos sintamos demasiado atrevidos, recordemos nuestra fragilidad; cuando nos sintamos demasiado desmayadizos, recordemos la fortaleza de Cristo”.