Paisaje nublado

1. Mi Padre es vuestro Padre y mi Dios es vuestro Dios, dijo Jesús a sus discípulos (Jn 20,17). Y entrando en su Evangelio venimos a saber que su Casa, la del Padre, es también nuestra Casa (Jn 14,1-3).

2. No hay la menor duda, nadie sabe más de amores que aquellos que, a fuerza de abrazar el Evangelio, llegaron a hacer de él la gran pasión de su vida.

3. María se turbó ante la visita del ángel; bien sabía que venía con una misión de Dios desestabilizadora. La misma razón por la que todos nos turbamos ante el Evangelio.

4. Podemos vivir sin buscar a Dios, por supuesto que sí; pero es como padecer una huelga de hambre permanente. Demasiado caro el precio a pagar.

5. Los hombres pasan por alto nuestras impertinencias un número limitado de veces. Dios está por encima de números y veces; es Libertad pura, por eso nos ama sin medida.

6. La Paz con vosotros, dijo Jesús a sus discípulos en su primer encuentro al resucitar. No les pidió cuentas de su cobardía, les dio su Paz. Lo mismo hace con nosotros.

7. Sólo el que se deja enseñar por la Palabra, lo que supone adorar a Dios, viene a saber que Él está a nuestro lado tanto si estás bien como si estás mal.

8. Demasiados infiernos vivimos ya a lo largo de nuestra existencia como para dejar escapar la vida en plenitud que Dios tiene preparada para los que le aman.

9. Entre los hechos inconcebibles que se nos presentan hay uno que supera ampliamente incluso hasta el “sentido común”; que Dios se te acerque y te diga: “Ábreme la puerta, quiero cenar contigo” (Ap 3,20).

10. Nada hay imposible para Dios, le dijo el ángel a María; y ella respondió: ¡De acuerdo!, hágase en mí según su Palabra. Es este ¡de acuerdo! lo que muchas veces nos falta, incluso cuando decimos que queremos ser discípulos de Jesús.

11. Dicen los salmos que es tan caro el rescate de la vida que no hay dinero para pagarlo. Dios que sí podía, lo pagó con la sangre de su Hijo (1P 1,18-19).

12. Nada manifiesta tanto la irresponsabilidad del hombre respecto a su crecimiento como esquivar el soplo vivificador de Dios; es irresponsable porque atenta contra sí mismo.

13. Cuando sentimos la cercanía de Dios en el alma comprendemos algo de la infinita belleza de la adoración, llegamos incluso a oír el clamor de su Palabra en el silencio.

14. Un corazón solitario sin Dios y sin prójimo es un desastre medioambiental que crece en tus entrañas. Supone resignarse a prescindir de la explosión vital propia del alma.

15. Los grandes convertidos de la Historia son hombres y mujeres que tuvieron la valentía de explorar y repeler las inhóspitas soledades que ellos mismos habían creado en su interior.

16. La revolución por y a causa de unas ideas termina siendo relegada por otras ideas. La revolución por y desde un corazón lleno de Dios no hay fuerza humana que pueda con ella.

17. La Palabra se hizo carne, y he aquí que la carne se hizo cable y conexión. Cada vez más nuestra carne está más sometida a unas pantallas.

18. Sólo el hombre tiene la capacidad para dudar; no así los animales que están teledirigidos por el instinto. Es la duda la que permite al hombre abrirse a la plenitud del Dios Vivo.

19. Prepara una morada para el Señor en tus espacios interiores y Él preparará otra para ti junto al Padre (Jn 14,1-3). Los Santos Padres de la Iglesia las llamaban “las moradas eternas”.

20. El que espera tener seguridades para seguir la llamada de Dios, en realidad le ata las manos para poder actuar en él en un camino lleno de asombros, novedades y sorpresas.