1. Vemos con frecuencia en el Evangelio que mientras Jesús hablaba, los fariseos murmuraban en su interior. Estos fariseos representan a todos aquellos que se escuchan a sí mismos antes de que Dios les hable con su Palabra.
2. Atasco en la ciudad. Todos son enfados y bocinazos porque no se llega a tiempo donde te esperan. Te atascas en el Camino que lleva a la Vida y te da igual, es más ni siquiera te enteras.
3. Uno puede vendarse los ojos para ignorar la obra de Dios en la creación, pero jamás podrá vendar su alma; las huellas de Dios en ella son como bengalas en la noche.
4. Que tu Palabra me dé la vida, suplica el salmista. No está pidiendo a Dios un milagro, sino el cumplimiento de lo que le ha prometido: que sus palabras le den la vida que el mundo no le da.
5. Aunque vuestros pecados sean rojos como la grana quedarán blancos como la nieve (Is 1,18). Si creyéramos verdaderamente esta promesa de Dios, conoceríamos cómo es su corazón.
6. Sólo un corazón en el que habita la Palabra está capacitado para amar a Dios. Cuando la Palabra se abre en el corazón, el hombre comprende que la voluntad de Dios sobre él no es una carga, sino su triunfo personal.
7. Cuando María alaba a Dios porque ha hecho maravillas en ella está sacando a la luz la esencia de la espiritualidad de la Palabra; las maravillas que hace Dios en una persona están ya escritas en la Palabra que acoge.
8. Muchos son los que escalan el sendero de la perfección total para llegar sólo a la cima de su ego. Pocos los que se dejan conducir por Dios hacia ella. Se deja conducir por Dios todo aquel que se sirve de las alas del Evangelio.
9. Cuando leemos el Evangelio no nos tenemos que preocupar de retenerlo, sino de ser retenidos por él; entonces sabremos lo que es estar escondidos en el corazón de Dios.
10. Cuando oímos a alguien decir que ha dejado esto o aquello por Dios no es consciente de la tontería que está diciendo; esa tal o cual cosa que ha dejado por Jesucristo no es nada comparado con lo que recibe de Él.
11. La mayor tragedia de aquel que dice que no tiene tiempo para buscar a Dios es el no ser consciente de su fracaso. Me explico, tiene y encuentra tiempo para todo menos para ser feliz.
12. Somos libres para ignorar la trascendencia, pero no para ensanchar los límites de nuestro existir. Son justamente estos límites los que provocan gritos en nuestra alma en busca de espacios en los que pueda realizarse.
13. Nos extasiamos ante palabras de Jesús como, por ejemplo, “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, y luego no damos un paso para entrar en el Evangelio a fin de dar con este Camino, Verdad y Vida.
14. Cuando una persona se fía de Dios y acepta hacer su voluntad, tarde o temprano podrá decir igual que el profeta Isaías: “Tú eres mi Dios, te alabo porque has hecho maravillas, planes conmigo que no fallan” (Is 25,1).
15. Tenemos una especie de llave capaz de abrir la boca del Señor para que nos hable. Es nuestra mirada, esa mirada intensa y profunda ante el Sagrario que le mueve a abrirse a ti.
16. Hay una relación directa entre pastores asalariados y ovejas que las escuchan complacientes. Unos y otros son necios. Los primeros por buscar honores de las ovejas, y éstas porque les gusta que adormezcan su conciencia.
17. Cuando el Tentador intenta seducirnos, en realidad nos hace un buen servicio, ya que nos empuja a decidir en libertad entre el camino de la vida ofrecido por Jesús o el del absurdo y sin sentido que nos ofrece él.
18. La bondad de Dios contigo es ilimitada. Podríamos decir que tiene sus oídos siempre en estado de alerta a la espera de que recurras a Él.
19. “Tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto” (Ap 3,1b). Esta exhortación es sumamente actual, se dirige a aquellos cuya vida, aparentemente cristiana, se reduce a dar lustre a la fachada mientras su interior está en ruinas.
20. La historia de amor entre Dios y tú lleva el sello del Evangelio de su Hijo; cuanto más haces tuyas sus palabras, incluidas las que te asustan, tanto más ellas dibujan el rostro luminoso de Dios en tus entrañas.