Este año que acaba ha sido el del cine oriental, al menos, en cuanto a humanismo se refiere. Desde aquellas latitudes nos han llegado una serie de cintas sencillas, emotivas y con grandes valores familiares, que acaparan cuatro de los cinco puestos de nuestra lista. El otro corresponde a la impactante Gravity.
Una familia de Tokio
Este magnífico remake del clásico de Ozu Cuentos de Tokio, relata el viaje a la ciudad de un matrimonio de ancianos para visitar a sus tres hijos. Al llegar encuentran a estos tan absorbidos por sus respectivas ocupaciones, que apenas tienen tiempo para prestarles atención. El veterano Yôji Yamada firma un largometraje sobre la pérdida de valores y el ajetreado ritmo de la sociedad moderna, desplegando su historia con una gran pureza narrativa y unos personajes de un amplio registro dramático. La producción ganó la Espiga de Oro en la Seminci de Valladolid.
Gravity
Gravity ha sido una de las mejores propuestas cinematográficas de 2013 y está entre las favoritas para la próxima edición de los Óscar. Su estilo hiperrealista y sus apabullantes secuencias la convierten en todo un acontecimiento visual. Además, al margen de sus aspectos formales, el mexicano Alfonso Cuarón desarrolla una audaz reflexión existencial, articulada en torno al momento crítico por el que atraviesan dos astronautas al quedar a la deriva en el espacio, tras perder su trasbordador en un accidente.
De tal padre, tal hijo
El japonés Koreeda sabe indagar en sus propias experiencias personales para trasladarlas con maestría a la pantalla. Tras Nadie sabe, Still Walking (Caminando) y Kiseki (Milagro), vuelve a entregar un drama familiar de altura, en esta ocasión, ahondando en la figura paterna. Su relato propone un interesante dilema entre los lazos de sangre y los afectivos, abordando el trance de unos padres que reciben la noticia de que su hijo fue cambiado al nacer. La cinta ganó el Premio del Jurado en Cannes, en la última edición.
La bicicleta verde
Haifaa Al-Mansour se ha convertido con este título en la primera mujer en dirigir una película en Arabia Saudí. Mediante su obra denuncia la injusta situación que viven las mujeres en su país, a partir del personaje de Wadjda, una niña que está prendada de una bicicleta que venden cerca de su casa. Frente a unos convencionalismos sociales por los que se considera inadecuado que una chica monte en bici, aflora la mirada libre de prejuicios de Wadjda y del amigo de esta, Abdullah. Una de las mayores sorpresas del año.
Hace apenas unos días se ha estrenado otro pequeño gran film, en este caso, inspirado en un hecho real. Cuenta la historia de una criada, Ah Tao, que lleva sirviendo durante varias décadas a la familia de Roger. Cuando sufre un derrame cerebral, este comienza a devolver los cuidados que ha recibido, como muestra de gratitud hacia su antigua asistenta. Este sencillo melodrama sobre la vejez escenifica la etapa final de la vida de una persona, sin quitar hierro al asunto, pero sin fatalismos. Procediendo de Hong Kong, llama la atención que sus protagonistas sean cristianos.