No deja de sorprenderme que, en este mundo tan individualista y desapasionado, miles de personas se reúnan, año tras año, con un fin común, dejando de lado diferencias que iguala una simple túnica. Siempre me han atraído los momentos auténticos que se pueden capturar con una fotografía y, pese a que en Cáceres la procesión vaya por dentro, las emociones están ahí, se palpan. Más aún si conoces algunas de esas historias de pérdida o esperanza que a lo largo de unos días afloran con fuerza. He tratado de reflejar ese sentimiento y la diversidad que caracteriza al movimiento cofrade, en esta recopilación para la que he rescatado imágenes de 2016 y 2017, aunque la mayoría pertenecen a 2018.