3 estrellas
6
El detective
Título original: Father Brown
Año: 1954
País: Reino Unido
Duración: 91 min.
Género: Suspense, Comedia
Categoría: Sacerdotes
Edad: +7
Director: Robert Hamer
Guión: Robert Hamer, Thelma Schnee, Maurice Rapf
Música: Georges Auric
Fotografía: Harry Waxman
Reparto: Alec Guinness, Joan Greenwood, Peter Finch, Cecil Parker, Bernard Lee, Sidney James, Gérard Oury

Las autoridades no aciertan a desenmascarar al hábil ladrón Gustave Flambeau, que pone en su punto de mira una valiosa cruz que perteneció a san Agustín. Ante la amenaza, el padre Brown, párroco de la iglesia en la que se custodia el crucifijo, intenta salvaguardar la reliquia sin éxito. Sin embargo, el sacerdote no dará la batalla por perdida, ya que tras el robo comenzará a seguir la pista del culpable.

El británico Robert Hamer dirigió esta película basada en el popular personaje creado por su compatriota G. K. Chesterton, que ha deparado decenas de historias de intriga. En diversas épocas, el cine y la televisión han puesto sus ojos en el astuto clérigo, cuya primera incursión en la gran pantalla data de 1934, merced al largometraje estadounidense El padre Brown, detective. Esta segunda versión cinematográfica, llevada a cabo en los años cincuenta, contó con dos actores del lustre de Alec Guinness, dando vida al singular padre Brown, y de Peter Finch, como el escurridizo Flambeau.

La cinta avanza con un ritmo ágil, a partir de una trama en la que convergen suspense y comedia. El relato nos presenta a un párroco aficionado a resolver misterios, de métodos poco ortodoxos, cuyo ingenuo aspecto oculta una insólita perspicacia para la investigación, fruto de su conocimiento de la naturaleza humana. El objetivo marcado por el religioso no se ceñirá al rescate de la preciada obra, sino que también tendrá un propósito espiritual, aún más complejo, encaminado a recuperar el alma de Flambeau.

El detective (fotograma)

La conversión de Alec Guinness

En su autobiografía, Guinness explicó que abrazó el catolicismo a raíz de una anécdota sucedida durante el rodaje de este film. Al parecer, mientras caminaba por la campiña francesa vestido con sotana se le acercó un niño, de unos siete u ocho años, entusiasmado al creer que era un auténtico sacerdote. Como el francés de Guinness no era nada bueno, este no se atrevió a aclarar el malentendido, pero la confianza que le mostró el crío, sin conocerle de nada, le hizo replantearse sus prejuicios. Un año después protagonizaría El prisionero, un intenso drama en el que interpretó a un cardenal encarcelado por los gobernantes comunistas y, más adelante, sería el papa Inocencio III en Hermano sol, hermana luna, del italiano Franco Zeffirelli.