

Año: 2000
País: Rusia, Reino Unido
Duración: 90 min.
Género: Animación, Drama, Histórico
Categoría: Jesucristo, Películas infantiles
Edad: TP
Director: Stanislav Sokolov, Derek W. Hayes
Guión: Murray Watts
Música: Anne Dudley
Fotografía:
Reparto:
La historia comienza en Séforis, ciudad hasta la que Jairo viaja con su hija Tamar, para que un doctor la examine. El diagnóstico del médico no puede ser más desalentador, pues determina que la enfermedad de la cría no tiene curación. Ajena a ello, Tamar observa la intervención de un carpintero para defender a una mujer del hostil acecho del gentío. A partir de ese momento, empieza a sentirse fascinada por ese bondadoso joven, que poco después comenzará a anunciar el Reino de Dios y a realizar signos prodigiosos.
Esta singular película fue desarrollada a caballo entre Cardiff y Moscú, por sendos estudios de animación, que trabajaron a miles de kilómetros de distancia, de manera simultánea. La audaz propuesta precisó de una laboriosa tarea, que se alargó durante cinco años, dando como resultado un largometraje en el que se dan la mano el stop motion y los dibujos tradicionales. Esta última técnica, en concreto, es empleada para la escenificación de parábolas y acontecimientos del pasado.
A simple vista podría parecer que estamos ante una obra menor, destinada exclusivamente al público infantil. Sin embargo, su alcance es mucho más amplio, ya que se trata de uno de los mejores acercamientos cinematográficos a la vida de Cristo. Por medio de pequeñas figuras, los animadores consiguen dotar de humanidad a los personajes, a la vez que recrean diferentes pasajes del Evangelio, de un modo fiel y entrañable, prestando una especial atención a la Resurrección. Únicamente se echa en falta una mayor presencia de la Virgen María, cuya incidencia en el conjunto queda algo diluida, por la sensibilidad protestante del film.
La representación del Maestro es sobresaliente, merced a su riqueza de matices. Lejos del carácter marcadamente místico y algo distante de otros títulos precedentes, aquí vemos a un Jesús que, sin perder nunca su divinidad, es muy cercano, tiene sentido del humor y es especialmente afable con los niños. Asimismo, actúa con autoridad, cada vez que las circunstancias lo requieren.
La cinta fue financiada, en parte, por la productora de Mel Gibson, Icon Entertainment. Contó con la dirección conjunta de Stanislav Sokolov y Derek W. Hayes, y con la aportación de actores del buen hacer de William Hurt, Julie Christie, Iam Holm o Ralph Fiennes, que es el encargado de poner voz a Jesucristo. Afortunadamente, en la versión en español participaron los dobladores habituales de estos intérpretes.