

Año: 2014
País: Francia
Duración: 95 min.
Género: Drama, Biográfico
Categoría: Congregaciones
Edad: +13
Director: Jean-Pierre Améris
Guión: Jean-Pierre Améris, Philippe Blasband
Música: Sonia Wieder-Atherton
Fotografía: Virginie Saint-Martin
Reparto: Isabelle Carré, Ariana Rivoire, Brigitte Catillon, Noémie Churlet, Gilles Treton, Laure Duthilleul
Finales del siglo XIX en Francia. Los padres de Marie albergan la esperanza de que esta pueda ser aceptada en un convento de las Hijas de la Sabiduría, donde acogen a muchachas sordomudas. Sin embargo, Marie también es ciega y se comporta como una salvaje, al no haber podido recibir ninguna educación. Su caso es tan complicado que solo el entusiasmo y el compromiso de la hermana Marguerite, posibilitan que la joven sea admitida en el convento.
Desde los primeros compases, queda claro que la película no se lo va a poner fácil al espectador. El director galo Jean-Pierre Améris, afronta un tema complejo sin caer en la complacencia -ya que no hay una dulcificación en los hechos reales que adapta-, y eludiendo elementos comunes que hubiesen limitado el resultado, como la tópica madre superiora intransigente. Améris escogió para el difícil papel de Marie a Ariana Rivoire, a la que el realizador conoció en un colegio para niños sordos en Chambéry. La responsabilidad de representar a sor Marguerite, por su parte, recayó en Isabelle Carré. La intérprete francesa genera una gran empatía, encarnando a la perfección al ángel que Marie descubre en la oscuridad y el silencio más absolutos.
El film describe las motivaciones cristianas de Marguerite para darse a los demás de una manera incondicional, pese a su delicada salud, y muestra los métodos educativos que emplea. La hermana ayudará a la joven a entender el mundo desde el amor y a palparlo con sus manos. Su encuentro será beneficioso para ambas, tanto para la que se entrega como para la beneficiaria, que tomará consciencia de su propia existencia. No obstante, el proceso requerirá de una encomiable paciencia por parte de la religiosa.
Un momento muy ilustrativo de la tenaz perseverancia de sor Marguerite lo escenifica una secuencia en la que, mientras una monja lee el relato de la perfecta alegría de san Francisco, Marie estalla contra su cuidadora. Un acto que se repite una y otra vez. La moraleja del texto coincide con la del largometraje, pues ambos apuntan a que la felicidad está en dar lo mejor de uno mismo a los demás, independientemente de la respuesta que se reciba.