3,5 estrellas
7
Buscando a Dory
Título original: Finding Dory
Año: 2016
País: Estados Unidos
Duración: 97 min.
Género: Animación, Aventuras, Comedia
Categoría: Películas infantiles
Edad: TP
Director: Andrew Stanton, Angus MacLane
Guión: Andrew Stanton
Música: Thomas Newman
Fotografía:
Reparto:

El relato comienza un año después del heroico rescate del pequeño Nemo por parte de su padre Marlin y la olvidadiza Dory. Esta tiene varios recuerdos repentinos y, aunque no logra conectarlos entre sí, toma conciencia de su total desconocimiento acerca de sus orígenes. Por eso, emprende un viaje hasta California para encontrar a sus progenitores. En esta ocasión, serán Marlin y Nemo los que ayuden a su simpática amiga a conseguir su objetivo.

Con esta cinta Pixar ha reanudado una de sus historias más exitosas, nuevamente con Andrew Stanton en la realización, esta vez acompañado por Angus MacLane. En esta continuación el protagonismo recae en Dory, sobre la que Stanton ha declarado, en diversas entrevistas, que no había explotado todas sus posibilidades y le faltaba profundidad. De este modo, la amnesia que antes nos hacía reír se convierte en un elemento clave del desarrollo dramático de Dory.

La tecnología ha avanzado de forma considerable desde Buscando a Nemo, pero el aspecto del film es similar al de la primera parte, aunque con una sustancial mejora en la iluminación o en los detalles de los escenarios. A nivel narrativo la propuesta es muy satisfactoria. Stanton, también autor del guión, no tiene inconveniente en relegar a Nemo y a su padre a un segundo plano, con el fin de centrarse en su principal propósito. Además, incorpora secundarios de la relevancia del pulpo Hank, cuya desconfianza hacia los demás le sitúa en las antípodas de Dory, con la que no tendrá más remedio que colaborar.

Esta exploración de la entrañable Dory vuelve a exponer su carácter voluntarioso y su gran corazón. El personaje, mucho más matizado, personifica a la perfección el mensaje de la película de saber aceptarse a uno mismo.

Buscando a Dory (fotograma)

Dory, la inolvidable pececita amnésica

Desde su presentación en Buscando a Nemo la amnésica Dory se ha quedado grabada en la memoria del espectador, gracias a su simpatía y nobleza. La aceptación del público fue inmediata y se ha convertido en uno de los personajes más queridos de Pixar, lo cual no es poco decir, considerando el amplio elenco que el estudio ha desplegado en su brillante producción. En la versión original tuvo la voz de Ellen DeGeneres, actriz y presentadora estadounidense muy popular en su país, pues ha conducido galas en los Óscar, Emmy y Grammy.

Dory pertenece a una especie de arrecife conocida como pez cirujano azul o paleta de pintor. Esta última denominación procede de una agradable composición cromática donde se mezclan el azul con unas franjas negras, mientras que sus aletas y cola tienen un intenso amarillo. Para los ojos el departamento creativo se tomó la licencia de utilizar el magenta, añadiendo así otro color al vivo contraste de tonalidades, tan en consonancia con la jovial pececita. En las secuencias sobre sus inconexos recuerdos de la infancia aparece representada con unos grandes ojos. Este rasgo acentúa aún más la ternura que despierta, a la vez que subraya su vulnerabilidad.

La secuela surgió de la nueva perspectiva que tuvo Stanton acerca del personaje, tras volver a ver Buscando a Nemo. En la primera entrega solo conocíamos que tenía pérdidas de memora a corto plazo y que, según aseguraba, sabía hablar «balleno», una capacidad que deparaba situaciones ocurrentes. En la continuación sus problemas para recordar toman un cariz distinto, más dramático y menos divertido, porque somos conscientes de las consecuencias que le acarrean.

La segunda parte reafirma aspectos que apuntó la primera, como una tenacidad para perseguir sus objetivos hasta el final que fue fundamental para ayudar a Marlin en la búsqueda de su hijo. Esta perseverancia vuelve a impulsarle, ahora en su propósito de reencontrase con sus padres y, de paso, descubrir sus orígenes viajando a California.

En la evolución de Dory queda todavía más patente la inocencia y bondad de alguien que no se ofende con facilidad. Aunque muchos la hayan ignorado, probablemente su falta de memoria evite que sea rencorosa y se siente muy feliz. Su carácter olvidadizo también aumenta su osadía, pues no mide los riesgos por su diferente percepción. Simplemente, piensa en el momento que está viviendo y lo afronta al máximo. Sus limitaciones, en realidad, no tienen tanto peso como sus virtudes, porque con su empuje hace bueno su lema «sigue nadando».

Dory