

Año: 1978
País: Estados Unidos
Duración: 94 min.
Género: Drama, Romance
Categoría: Películas con valores
Edad: +13
Director: Terrence Malick
Guión: Terrence Malick
Música: Ennio Morricone
Fotografía: Néstor Almendros
Reparto: Richard Gere, Brooke Adams, Sam Shepard, Linda Manz, Robert J. Wilke, Jackie Shultis
1916. Abby, su novio Bill y la hermana de este, Linda, abandonan Chicago para buscar trabajo en los campos de trigo de Texas. Allí encuentran empleo en una granja, cuyo propietario se enamora de Abby. Una vez recogida la cosecha, el patrón les pide que se queden y acceden a su petición haciéndose pasar por hermanos, a sabiendas de los problemas de salud del terrateniente, al que su médico le da poco de vida.
Tras su debut con Malas tierras, Terrence Malick volvería a ponerse detrás de las cámaras para entregar otra obra única, conformada con un estilo cinematográfico sin parangón. El autor, natural de Illinois, narra con lirismo la trágica historia de unos buscavidas frustrados por su presente y ávidos de un futuro mejor, aunque sea a costa de engañar al rico dueño de la granja donde se ganan el jornal.
El título de la cinta procede de un pasaje del libro del Deuteronomio (Dt 11, 21), que da pie a una alegórica representación del cielo, simbolizado por la casa del hacendado, a la que no está permitido acercarse a unos jornaleros abocados al duro trabajo de la tierra. No será así para Abby y su séquito, al poner el patrón sus ojos sobre la joven. Todos ellos encarnan la bondad y la maldad, la lucha entre ambas y el modo en que la iniquidad puede envenenar el corazón de una persona. Cuando esto suceda llegará el fin del paraíso, que se escenifica con una plaga de langostas, de reminiscencias bíblicas.
Capítulo aparte merece el aspecto visual, pues estamos ante una de las películas más bellas jamás hechas. Malick optó por rodar exclusivamente con luz natural, tratando de captar la realidad en toda su esencia. Su decisión entrañaba una enorme dificultad, que encontró el vital respaldo del director de fotografía español Néstor Almendros. Otro elemento singular y complejo residió en grabar, mayoritariamente, en el trascurso de la hora mágica, comprendida entre los momentos previos a la salida del sol y después de su puesta. Esto restringía el tiempo de filmación a solo unos minutos al día. Finalmente, tras vadear las limitaciones y convencionalismos formales de la época, el resultado logrado fue, sencillamente, extraordinario.
Dentro del conjunto también destaca la aportación del compositor italiano Ennio Morricone, materializada con una inquietante banda sonora. Su labor sería reconocida con un BAFTA y nominada al Óscar. La producción ganaría una sola estatuilla, en la categoría de fotografía, y Malick sería designado como mejor director en Cannes.