

Año: 2018
País: Italia, Suiza, Francia, Alemania
Duración: 125 min.
Género: Drama, Fantasía
Categoría: Películas con valores
Edad: +13
Director: Alice Rohrwacher
Guión: Alice Rohrwacher
Música:
Fotografía: Hélène Louvart
Reparto: Adriano Tardiolo, Agnese Graziani, Luca Chikovani, Alba Rohrwacher, Sergi López
Lazzaro vive en una aldea aislada de Italia, llamada La Inviolata, donde trabaja en una plantación de tabaco. Al igual que los demás campesinos del lugar, es vilmente explotado por la dueña de las tierras, la marquesa Alfonsina de Luna. Aunque la terrateniente no es la única que se aprovecha de él, pues todos abusan de su gran bondad. Sin afligirse por ello, Lazzaro se hace amigo de Tancredi, el inadaptado hijo de la marquesa.
Un suceso ocurrido en una zona rural italiana, en los años ochenta, dio pie a Alice Rohrwacher para escribir este hermoso relato, articulado a modo de fábula. La película recuerda a obras neorrealistas como El árbol de los zuecos, de Ermanno Olmi, o Milagro en Milán, de Vittorio De Sica. Precisamente, la inocencia del protagonista de esta última, Totó, es equiparable a la de Lazzaro, un joven empático y trabajador, con una nula asertividad.
La historia tiene un carácter atemporal y está estructurada en dos partes. Comienza en el campo para proseguir en la ciudad, sin que mejore la situación de los jornaleros, reconvertidos en vagabundos. En su nuevo entorno, ya sin el yugo de la marquesa, tropiezan con otras formas de explotación.
La autora retrata, en esta crítica social, una miseria no exclusivamente material, sino también moral. Lazzaro es la antítesis, ya que permanece ajeno a la maldad que le rodea, inabordable en su integridad. Es reflejo de una santidad, apuntada mediante referencias bíblicas como la resurrección de Lázaro. La trama igualmente hace una alusión, muy libre, al encuentro de san Francisco de Asís con el hermano lobo.
Alice Rohrwacher reservó un papel importante en la cinta a su hermana Alba y eligió a Adriano Tardiolo para representar a Lazzaro. Aunque Tardiolo no había actuado antes, transmite muy bien la sencillez y la pureza que requería su personaje. Su aportación resulta vital en este film, premiado en el apartado de mejor guión -ex aequo- en la pasada edición del Festival de Cannes, donde incluso sonó para la Palma de Oro.
Pese a algún momento cuestionable que puede dar lugar a equívocos, el largometraje transita magistralmente entre lo alegórico y lo lírico. Nos presenta una figura salvífica para los demás, con resonancias cristológicas, como contrapunto a un mundo regido por el egoísmo, que da la espalda a la bondad.