Un puente hacia Terabithia

Un puente hacia Terabithia no es nada convencional. A simple vista podría parecer una película infantil, sin embargo, aborda cuestiones que requieren una cierta madurez por parte del espectador. Me refiero a temas como el acoso escolar, la muerte, las diferencias religiosas o la falta de atención a los hijos, junto a otros más comunes y que sí esperarías encontrarte en un largometraje familiar.

Sus dos jóvenes protagonistas son Jess y, la nueva alumna de su clase, Leslie, quien gana una carrera escolar para la que Jess se había entrenado a conciencia. Pese a la decepción inicial del chico, acaban entablando una amistad que poco a poco va creciendo. Ella tiene una gran capacidad para contar historias, mientras que a él se le da muy bien dibujar. Entre los dos crean Terabithia, un lugar mágico dirigido por su imaginación, al que se accede cruzando un arroyo mediante una cuerda y donde se evaden de las burlas de sus compañeros de clase.

La cinta está basada en un best seller de la escritora estadounidense Katherine Paterson, hija de unos misioneros presbiterianos que tuvieron que huir de China durante la invasión japonesa de 1937, cuando ella era pequeña. Paterson se inspiró en el fallecimiento de una amiga de su hijo para escribir la que se convertiría en su novela más popular.

La obra había sido previamente trasladada a la televisión, en 1985. Detrás de su salto a la gran pantalla estuvo Walden Media, la productora de la saga de Las crónicas de Narnia. La coincidencia no es casual, ya que el relato también contiene unos buenos valores y guarda relación con los famosos libros del británico C. S. Lewis.

El film se articula en torno a la amistad entre sus protagonistas, dos vecinos de una zona rural que están desplazados en su escuela. Tampoco les prestan demasiada atención sus padres ni a Jess sus hermanas mayores. Este, por su parte, se interesa poco por su hermana pequeña, la única que le hace caso en su familia, y está platónicamente enamorado de su maestra de música.

A diferencia de otras producciones, esta adaptación literaria no se pierde en alardear de efectos especiales. La tecnología complementa aquí el desarrollo de una película realmente singular, que indaga en el sentido de la vida y la muerte. Además, muestra el paso a la adolescencia y destaca el poder de los sueños como medio de abstracción ante las dificultades.