

Año: 1942
País: Estados Unidos
Duración: 70 min.
Género: Animación, Drama
Categoría: Películas infantiles
Edad: TP
Director: David Hand
Guión: Larry Morey
Música: Frank Churchill, Edward H. Plumb
Fotografía:
Reparto:
El amanecer en el bosque llega acompañado por la noticia del nacimiento de un nuevo príncipe llamado Bambi. El pequeño iniciará un largo periodo de aprendizaje, dando sus primeros pasos y tomando contacto con las criaturas que habitan a su alrededor. Tendrá como amigos al simpático conejo Tambor y a la adorable mofeta Flor. Y ya desde tierna edad se preparará para escabullirse del constante peligro que suponen los cazadores.
Si hay algo que diferencie a Bambi, hasta el punto de haberle llevado a formar parte de la memoria cinematográfica, es la trágica muerte de la madre del cervatillo a manos del hombre. Fue una arriesgada decisión de Disney por su impacto entre el público más menudo y un significativo giro en su línea, pues no trataba de maquillar la realidad. En esta historia, Bambi debe hacerse mayor antes de tiempo, siendo el espectador testigo de su paso a la madurez. Pese a todo, se rebajó considerablemente el tono de la novela del escritor austriaco Felix Salten, en la que se basa libremente el largometraje, al no ser una obra destinada a niños.
Ciertamente, no abundan los diálogos en una película cuyo director, David Hand, se detiene en el lirismo de las imágenes. Hubo un gran trabajo en la recreación de los escenarios donde transcurre el film, que van cambiando según lo hacen las estaciones y albergan brillantes secuencias como la lluvia de primavera o las tormentas de nieve. La principal dificultad para los animadores, no obstante, estuvo en la representación de los ciervos. De hecho, fueron enviados dos ejemplares al estudio, que permanecieron allí durante el desarrollo del proyecto.
Bambi se estrenó en plena Segunda Guerra Mundial con una decepcionante acogida en la taquilla y limitaciones de distribución en Europa por la contienda, que desembocaron en el reestreno de Blancanieves y los siete enanitos, como medida de recuperación económica frente a este fracaso. No sería hasta la reedición de 1947, cinco años más tarde, cuando la producción comenzó a tener una estimable aceptación por parte de los espectadores, para convertirse después en un clásico.