

Año: 1964
País: Reino Unido, Estados Unidos
Duración: 148 min.
Género: Drama, Biográfico
Categoría: Películas cristianas
Edad: +13
Director: Peter Glenville
Guión: Edward Anhalt
Música: Laurence Rosenthal
Fotografía: Geoffrey Unsworth
Reparto: Richard Burton, Peter O’Toole, John Gielgud, Gino Cervi, Paolo Stoppa, Donald Wolfit, David Weston
Tomás Becket es la persona de confianza del rey de Inglaterra, Enrique II, y su inseparable compañero de diversiones. El monarca le nombra canciller del reino y, más adelante, promoverá su designación como arzobispo de Canterbury, con el fin de menguar la resistencia existente a sus planes de reducción de las prerrogativas eclesiales. Sin embargo, muy al contrario de lo esperado, Becket experimentará una profunda catarsis y antepondrá los derechos de la Iglesia a las aspiraciones del rey.
El cineasta londinense Peter Glenville dirigió con maestría esta adaptación de una representación teatral de Jean Anouilh, trasladada al guión por Edward Anhalt. La película cuenta la historia de una amistad que se tornará en odio, por parte de Enrique II, cuando se vuelva en su contra la decisión de colocar a Tomás Becket al frente de la Iglesia de Inglaterra.
El relato muestra la conversión del nuevo arzobispo de Canterbury, transformado hasta el punto de repartir todos sus bienes entre los pobres. Hasta entonces, el frío y mundano Becket había vivido sin honor ni razones por las que pelear, siempre a merced de los deseos del rey. Este último se obsesionará con él, interiorizando una insana amalgama de sentimientos encontrados, que oscilarán entre el afecto y la aversión.
La cinta escenifica las luchas de poder existentes, incluso, en la propia familia de Enrique II, por su sucesión. Asimismo, presenta el conflicto entre Iglesia y Estado originado por el proyecto del soberano, encaminado a que la corona acumule una mayor capacidad de control. Este objetivo tropezará con la sorprendente oposición de Becket, articulada en consonancia con el precepto evangélico de que nadie puede servir a dos amos. En su nuevo camino de austeridad e intensa espiritualidad, el arzobispo, además, utilizará sus indudables cualidades para defender los intereses eclesiales.
En Richard Burton y Peter O’Toole recayeron, respectivamente, los papeles representados en la obra de teatro por Laurence Olivier y Anthony Quinn. La actuación de O’Toole es simplemente antológica, componiendo a un egocéntrico, manipulador e histérico monarca. Burton también brilla en un duelo interpretativo de altura, secundado por el sólido trabajo de un reparto en el que sobresalen las aportaciones de Donald Wolfit, como el obispo Folliot, y de John Gielgud, en su breve aparición como el rey de Francia.
El conjunto está rematado por una solvente labor técnica, redondeada por la fotografía de Geoffrey Unsworth y el diseño de vestuario de Margaret Furse. El equilibrio de la producción, entre artesanía y contenido, deparó a la misma doce nominaciones a los Óscar, que se tradujeron en una única estatuilla, en la categoría de guión adaptado. En la ceremonia de los Globos de Oro tuvo más suerte, alzándose con los galardones de mejor largometraje -drama- y mejor actor para Peter O’Toole.