

Año: 1987
País: Alemania del Oeste, Francia
Duración: 128 min.
Género: Drama, Fantasía
Categoría: Películas con valores
Edad: +13
Director: Wim Wenders
Guión: Wim Wenders, Peter Handke, Richard Reitinger
Música: Jürgen Knieper
Fotografía: Henri Alekan
Reparto: Bruno Ganz, Solveig Dommartin, Otto Sander, Curt Bois, Peter Falk, Hans Martin Stier, Elmar Wilms
Dos ángeles sobrevuelan Berlín procurando estar cerca de las personas que sufren, aunque sin poder cambiar el rumbo de los acontecimientos. Únicamente son visibles para los niños y los puros de corazón. Damiel, uno de estos enviados divinos, se pregunta insistentemente sobre los sentimientos humanos, atraído por la idea de experimentar cualquier acto cotidiano. Sus anhelos de existencia terrenal aumentan al enamorarse de una joven trapecista.
El cielo sobre Berlín es una de las obras cumbre de Win Wenders, a la par que uno de sus títulos más poéticos e introspectivos. El realizador alemán aborda el relato de una forma compleja, adoptando una narrativa abstracta, mediante la que intercala las reflexiones de los ángeles con pensamientos aislados que estos escuchan de la gente.
Visualmente se trata de una película dotada de una poderosa y personalísima estética, gracias al sobresaliente trabajo fotográfico de Henri Alekan. Las imágenes son mostradas en blanco y negro cuando la historia es presentada a través de los ojos de los ángeles, tornándose en color si es vista por los hombres.
Wenders despliega un mensaje pacifista en su retrato de una Berlín rota en dos por un muro y marcada por las secuelas de la Segunda Guerra Mundial. Lo cierto es que, al margen de las cualidades cinematográficas del film, estamos ante un documento de indudable valor histórico.
La cinta contó con la presencia de Peter Falk, interpretándose a sí mismo, y con el protagonismo de Bruno Ganz, como Damiel. Conforma un díptico completado, seis años más tarde, por ¡Tan lejos, tan cerca! y tuvo un flojo remake hollywoodiense, titulado City of Angels. En el apartado de reconocimientos, destaca la distinción a mejor director en el Festival de Cannes.
¡Tan lejos, tan cerca!

El ángel Cassiel observa la vida como testigo anónimo del devenir del mundo, hasta que su intervención en el accidente de una niña le convierte en humano. Tras este inesperado giro, Cassiel descubrirá las dificultades de su nueva condición.
Esta secuela de El cielo sobre Berlín muestra la capital alemana, después de la caída del muro. Continúa ahondando en la temática existencial de la primera parte, plasmando de una manera más evidente la inspiración cristiana de su autor. Este indaga en la naturaleza humana, cuestionando el modo en que la dimensión espiritual del hombre ha sido relegada a un segundo plano. Asimismo, refleja la perpetua lucha entre el bien y el mal.
En un momento del relato, Cassiel explica la labor divina encomendada a los ángeles, afirmando: «Somos mensajeros que acercamos a los que están lejos. Somos los mensajeros que llevamos la luz a los que están en la oscuridad. Somos mensajeros que llevamos la Palabra a aquellos que preguntan. No somos luz, no somos mensaje, somos los mensajeros».
Nuevamente nos encontramos con una estructura expositiva difícil, que resta algo de fluidez al desarrollo de un largometraje en el que aparece, brevemente, el expresidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov. La producción fue galardonada con el Gran Premio del Jurado en Cannes.