Metro

Fotografía: Subodh Bharati (Flickr)

¡No existe! Pese a quien le pese, los hijos de Dios no creemos en esa barbaridad.

Cuando alguien habla de destino es porque no admite la libertad de elección del hombre y, echa la culpa de lo que acontece en su vida o en el mundo a esa palabra sin sentido. El que habla de destino, cree ser marioneta teledirigida de Dios.

¿Lo eres?, pues no perteneces a Dios, sino a los “drones japoneses” que los acaban de inventar… Dios no creó “polichinelas”.

El destino de Dios no era ni venir ni morir aquí, a ver si esto queda claro. Lo que hace el hombre en libertad, Dios lo ve como “en tiempo pasado” y toma sus grandes decisiones. Para Dios no existe el tiempo como lo conocemos. Simplemente VE la maldad del hombre en cualquier tiempo y decidió presentarse en la tierra.

No estaban pre-escritos los acontecimientos, nosotros los escribimos con nuestra actitud, razón de la frase de Jesús: “Estaba escrito”, pero NO por Él sino por nosotros. Se apiadó, vino y nos marcó el camino. Nos redimió de la muerte y nos abrió el cielo a buenos y malos dejándonos en libertad de elegir.

Pedro le negaría tres veces -en el prendimiento-, no porque Dios quería que así fuera, sino que negando a Jesús tres veces por causa del miedo, Pedro hizo que esa negación quedara escrita; mas pudo no haberlo escrito así.

Judas se ahorcó, tampoco Dios quería que lo hiciera… Pero fue su libre decisión y así quedó escrito; si él hubiera evitado ese final, también habría cambiado la Escritura y leeríamos: “Y Judas pidió perdón y murió en el desierto”, estaba escrito.

¿Cómo explicar el tiempo de Dios? Es como una esfera, donde todo sucede en un mismo instante: Pasado, presente y futuro.

Amigos No hay destino, no existe. Todos escribimos nuestra vida a fuego cada día en tiempo real humano y se lo damos a Dios “al principio del mundo”.

Tu vida es soberana, tú la diriges, la manejas, la llevas o alejas de Dios; tú y tu naturaleza causáis su muerte -accidente, enfermedad-… Aunque bien es sabido que sin Dios, nada es posible. Él deja que el mundo siga su curso sin interrumpir libertades ni sucesos naturales. Cuando acontece un milagro y cambia el rumbo cierto y evidente de un hecho… Eso es sólo cosa de Dios.

A Él le has dado tu diario terminado, el que TÚ andas hoy escribiendo. Procura hacerlo bonito, aunque Él lo lea ayer…