

Año: 1964
País: Italia, Francia
Duración: 131 min.
Género: Drama, Histórico
Categoría: Películas cristianas
Edad: +13
Director: Pier Paolo Pasolini
Guión: Pier Paolo Pasolini
Música: Luis Bacalov
Fotografía: Tonino Delli Colli
Reparto: Enrique Irazoqui, Margherita Caruso, Susanna Pasolini, Marcello Morante, Mario Socrate
El personalísimo sello que imprimió a esta obra Pier Paolo Pasolini, ateo y comunista, deparó una de las representaciones más singulares de la vida de Jesucristo. El realizador italiano trasladó a la pantalla su propio guión, en el que se ciñe fielmente al relato del evangelista Mateo, solo con algunas licencias como la omisión de los pasajes sobre el Juicio Final y de la designación de Pedro como cabeza de la Iglesia.
Rodada con cámara en mano y actores no profesionales en paisajes áridos, sigue los modos del cine neorrealista. La narración no tiene artificios, es sincera y contemplativa, aunque algo irregular al insertar largos discursos de Jesús frente a la cámara, entre la escenificación de episodios del Evangelio.
La mirada de Pasolini es humana, fundamentalmente dirigida a ahondar en el compromiso con la justicia del Maestro más que en su trascendencia espiritual, donde hay lagunas, pese al indudable interés que el autor sentía por la religión. Según se cuenta, la idea del film nació en Asís, en 1962, mientras el cineasta esperaba la visita del papa Juan XXIII, a quien dedicaría su película.
Pasolini le reservó a su madre el papel de Virgen María, mientras que el protagonismo recayó en el español Enrique Irazoqui, un sindicalista agnóstico de diecinueve años, que aceptó tras su negativa en un primer momento. Su interpretación se aleja de los estereotipos de anteriores versiones, en las que Cristo era recreado de una manera muy edulcorada. Aquí es mucho más austero, sin duda en exceso, pues prácticamente no sonríe a lo largo de todo el metraje. Es un revolucionario que rechaza el poder y las riquezas, entre otros principios con los que se identificó Pasolini, que compone un conjunto imperfecto a la vez que imprescindible dentro de la filmografía cristiana.
La cinta fue recibida con cierta polémica en el momento de su estreno, pero obtuvo el aplauso de los asistentes a su proyección en la Santa Sede, durante la celebración del Concilio Vaticano II. Estuvo nominada a los Óscar, en las categorías de dirección artística -blanco y negro-, diseño de vestuario -blanco y negro- y banda sonora adaptada. Esta última fue conformada por piezas de música clásica, de artistas como Bach o Mozart.