

Año: 2022
País: Estados Unidos
Duración: 115 min.
Género: Animación, Aventuras, Fantasía, Comedia
Categoría: Películas infantiles
Edad: +7
Director: Chris Williams
Guión: Chris Williams, Nell Benjamin
Música: Mark Mancina
Fotografía:
Reparto:
De una época de luchas entre cazadores y monstruos marinos han emergido héroes como Jacob Holland, rescatado de las aguas cuando era un niño por el capitán Crow. Pese al servicio de los cazadores a la Corona, los monarcas han dejado de estar satisfechos con ellos y el capitán Crow se propone demostrarles que todavía son útiles. Al mando de su tripulación y con la ayuda de Jacob se embarca en una misión para capturar a un peligroso bramador. Ya en ruta descubre a una pasajera inesperada, la pequeña Maisie, que ha huido de su orfanato para colarse clandestinamente en el barco.
Cuando las películas de piratas están bien contadas dan mucho juego y El monstruo marino es otro ejemplo más. Su historia de aventuras en estado puro tiene el aroma clásico de las cintas de esta temática. Su punto fuerte está en sus dos protagonistas, el rudo Jacob y la intrépida Maisie, y en la relación entre ambos.
El valeroso Jacob es el hijo adoptivo del capitán Crow y está destinado a ser su sucesor. No está contento con Maisie a bordo y no es demasiado amable con ella, pero la niña le admira por sus hazañas que conoce por los libros. Aunque son bastante distintos, tienen más cosas en común de lo que Jacob piensa. Maisie también es valiente y sabe lo que es crecer sin sus padres biológicos, a los que perdió en una cacería.
El realizador del film es Chris Williams, que se ha pasado a Netflix tras su productiva etapa en Disney, donde codirigió largometrajes como Vaiana o Big Hero 6. Su nueva propuesta es de una considerable duración para una película infantil, pero consigue que resulte dinámica.
En los personajes del relato hay una peligrosa mezcla entre miedo hacia lo desconocido y venganza. Y en medio de la guerra entre humanos y monstruos surge la inocencia de Maisie. Su discurso en el tramo final, no obstante, es excesivo. Denuncia el modo en que se tergiversa la historia en los libros por los intereses de gobernantes. Aunque no le falta razón, la reflexión es ambigua. Al fin y al cabo, los libros o, mejor dicho, los buenos libros nos permiten conocer el pasado.
En esa proclama, insuficientemente matizada, el film pierde parte de lo que había ganado. Pese a todo, es de agradecer que no se trate de una de esas cintas de animación para niños producidas en serie. De hecho, es una de las más destacadas de lo que llevamos de año. Los animadores se lucen en algunas secuencias y contiene muchos ingredientes para ofrecer un buen entretenimiento.