

Año: 2016
País: Estados Unidos
Duración: 101 min.
Género: Animación, Fantasía, Aventuras
Categoría: Películas infantiles
Edad: +7
Director: Travis Knight
Guión: Marc Haimes, Chris Butler
Música: Dario Marianelli
Fotografía: Frank Passingham
Reparto:
Kubo es un inteligente chico, cuyas historietas sobre gestas heroicas cautivan a los habitantes de su pequeño pueblo. Con ellas se gana algo de dinerillo, ayudado por unas figuras de papel que cobran vida con las notas de su mágico samisén. Su tranquila existencia, sin embargo, se verá amenazada por culpa de su malvado abuelo, el Rey Luna, y de sus dos tías. Con sus malas artes arrebataron un ojo al chaval, mientras aún era un bebé. Cuando regresan para robarle el otro que le queda, Kubo se verá obligado a dejar atrás todo lo que conoce para embarcarse en una épica aventura. En ella, contará con la ayuda de Mona y Escarabajo, y tendrá que encontrar las tres reliquias mágicas: la espada irrompible, la armadura impenetrable y el yelmo invulnerable.
En su primera incursión como realizador, Travis Knight ha firmado esta excelente obra, que le coloca como un director a seguir en el futuro. El estadounidense ha sabido explotar las posibilidades de un guión muy original, escrito conjuntamente por Marc Haimes y Chris Butler.
El relato nos traslada hasta tierras japonesas, lo que ya de entrada viene acompañado de un misterio y una singular estética oriental, muy atractivos para el público occidental. En línea con el estilo de Laika, su tono es algo sombrío y argumentalmente es adecuado para niños mayores.
La película nos presenta a un bondadoso muchacho que cuida de su enferma madre y cuyo padre falleció siendo él un recién nacido. Su progenitor fue un valiente samurái y Kubo deberá seguir sus pasos, si quiere defender a los suyos. En su viaje coincidirá con Mona, que aportará sentido común, y con un antiguo guerrero maldito, convertido en Escarabajo. La trama tiene un interesante contenido familiar y subraya el poder de la memoria para mantener vivos los recuerdos.
Detrás del largometraje hay una excelsa y compleja labor técnica. Una idea de ello nos la ofrece la espectacular secuencia que abre el film -de poco más de dos minutos-, que tardó diecinueve meses en rodarse. La noticia más positiva acerca de esta ardua tarea es que la historia hace justicia al talento de los animadores, a diferencia de las anteriores aportaciones de Laika: El alucinante mundo de Norman y Los Boxtrolls. Por otra parte, estamos ante el título de stop motion más largo hasta la fecha, rebasando por muy poco a Los mundos de Coraline. Lo cierto es que Laika se ha superado a sí misma, entregando su mejor trabajo, aparte de una de las mejores cintas de animación del año.