

Año: 2017
País: Rusia
Duración: 111 min.
Género: Drama, Acción, Histórico
Categoría: Películas
Edad: +7
Director: Klim Shipenko
Guión: Klim Shipenko, Aleksey Chupov, Natalya Merkulova, Aleksey Samolyotov
Música:
Fotografía: Sergey Astakhov, Ivan Burlakov
Reparto: Vladimir Vdovichenkov, Pavel Derevyanko, Aleksandr Samoylenko, Mariya Mironova
1985. La estación espacial soviética Salyut-7 ha quedado a la deriva, después de sufrir un problema mecánico. Ante su inminente caída sobre un lugar indeterminado del mundo o el riesgo de un hipotético robo a manos de los estadounidenses, los rusos embarcan a dos de sus astronautas en una operación de rescate muy compleja. Los viajeros espaciales tendrán que acoplar su nave a una estación que gira sin control.
El moscovita Klim Shipenko está tras la dirección de esta notable película, que adapta un hecho real con un sorprendente estilo hollywoodiense. La puesta en escena y la estructura narrativa de la cinta beben de títulos como Apolo 13 o Gravity. Incluso el responsable de la misión, interpretado por Aleksandr Samoylenko, tiene un cierto parecido con el norteamericano John Goodman. Y hay que reconocer que la fórmula, en su versión rusa, funciona verdaderamente bien. Además, cuenta con el suficiente nivel técnico para no defraudar frente a inevitables comparaciones, gracias a un potente empaque visual.
El relato transcurre durante la Guerra Fría, en plena carrera espacial entre Estados Unidos y la URSS. Esta desenfrenada competición conduce a los soviéticos a poner en peligro la vida de dos de los suyos, preocupados no solo por un aterrizaje accidental de la Salyut-7, sino por el prestigio del país y la posibilidad de que su tecnología más avanzada caiga en manos del adversario. La situación acabará llevando a los cosmonautas Vladimir Fedorov y Viktor Alekhine a una situación límite, donde sus opciones de supervivencia dependerán, en gran medida, de sus propias fuerzas.
La producción despliega una interesante historia, bien manejada por su director. Aunque la trama familiar no está muy desarrollada, Shipenko sabe mantener la tensión dramática, sin bajones de ritmo, y da con la fórmula correcta para acentuar la épica de la propuesta.
Otro punto destacado es la representación de Fedorov, por parte de Vladimir Vdovichenkov. El intérprete compone un personaje impulsivo y talentoso, que aprovecha la misión para reivindicarse personalmente, una vez que vuelve a ser admitido por aquellos que antes le habían desahuciado, después de afirmar que tuvo una visión celestial a bordo de la Salyut-7. Esto último fue algo realmente reportado por varios astronautas, en dos ocasiones, y que las escépticas autoridades soviéticas determinaron como una alucinación.