Mirando una puesta de sol

1. Una de las cosas que más impresiona de Jesús cuando escoge a sus discípulos es que no tantea acerca de su idoneidad. Escogió sin rechazar a nadie. El Hijo de Dios continúa escogiendo con el mismo criterio.

2. Imaginemos una pareja en una pista de ballet. Ella parece tener alas; se eleva por el aire apenas rozando el suelo. Él, siguiéndola con los ojos, la sujeta y atrae hacia sí. Eso mismo hace el amante del Evangelio con sus palabras también aladas.

3. Hoy nos hacemos eco de la súplica del salmista: “Instrúyeme, Señor, para que tu Palabra prenda en mí, entonces tus amigos se alegrarán al ser testigos de que he esperado en ella” (Sl 119,73). Es la mejor forma de transmitir la fe.

4. Un discípulo de Jesús tiene enemigos; Él mismo nos lo hace saber en el Evangelio. Sin embargo, aun teniendo enemigos, el discípulo no es enemigo de nadie, ni siquiera de los que le desprecian a causa de su fe.

5. No se puede escuchar o leer el Evangelio de Jesús si no dejamos de lado nuestras cosas, pues con ellas iríamos a la Palabra con el oído dividido. Suele pasar cuando rezamos para cumplir con nosotros mismos, cumplimiento que no interesa a Dios.

6. Preparar el camino al Señor, como nos dicen los profetas, es fundamentalmente tener el oído abierto a sus palabras para que puedan llegar al corazón y fortalecerlo.

7. Cuando se queda bien con alguien por guardar las formas lo llamamos “cumplido”… ¿No será muchas veces un cumplido con Dios alguna de nuestras oraciones?

8. El hombre sin Dios se ensueña tanto con su pretendida libertad que proclama: ¡Nadie gobierna mi vida! Qué iluso, el Príncipe del mal la gobierna y escoge por él.

9. El amor a Dios con todo el corazón y con todas tus fuerzas supone decirle aquí estoy a sus propuestas; supone también un aquí estoy a los gritos de sus hermanos.

10. Hay una relación de percepción entre la calidad del seguimiento a Jesús y el afianzamiento de nuestra esperanza en Él. Llega un momento en que ésta se torna inquebrantable.

11. Decir que Jesús es nuestra Roca no puede ser simplemente un slogan por muy recurrente que sea. Quiere decir que sus discípulos están tallados en la Roca que es Él.

12. Cuando todos se estremecen ante los contratiempos sobrevenidos, también los discípulos de Jesús se sienten estremecer; sin embargo, adiestrados como están por su Señor, saben sobreponerse.

13. Toda institución religiosa que se mueve según la sabiduría del mundo llega a ser insignificante para los que buscan a Dios. Llegado a ese punto, a esa institución sólo le queda certificar su fin.

14. Cuando guardamos la Palabra en el corazón tenemos una experiencia hasta entonces desconocida: el correr de llamas de fuego por nuestro interior. Se llama vibración del alma.

15. Nos humillamos ante los hombres por evitar una recriminación, y no queremos humillarnos ante Dios que, por si fuera poco, no sabe de recriminaciones sino de amor.

16. Dice el Evangelio que María guardaba la Palabra en su corazón, es decir, que la hacía suya, asumiendo así como suyos los caminos y pensamientos de Dios que, como dicen los profetas, están lejísimos de los nuestros (Is 55,8-9).

17. Muchos de los que ridiculizan a los cristianos por venerar imágenes de santos, ni siquiera son conscientes de que llevan impresas en la meninge los logotipos de las marcas de la ropa que visten.

18. Cuando el Espíritu Santo aletea sobre el Evangelio que los discípulos de Jesús llevamos en nuestras entrañas, un volcán de música y danza corre por las arterias del alma.

19. Decimos que no nos gusta ser dominados por nadie, pero suele ser mentira. Es muy fácil dejarse dominar a cambio de ese breve tiempo en que serás encumbrado.

20. Todo aquel que no está a tu lado en los momentos en los que tu vida hace aguas no le puedes llamar amigo. Jesús, el Amigo inquebrantable, coge las ruinas a las que has llegado a ser y las convierte en vida.