Dale Eisler

Fotografía: Degrees Magazine

El próximo día 12 llega a los cines españoles Anton, su amigo y la Revolución rusa, la última película dirigida por el prematuramente fallecido Zaza Urushadze, un director internacionalmente reconocido por Mandarinas, por la que fue candidato al Óscar. Su obra póstuma traslada a la pantalla una novela de Dale Eisler, que está inspirada en la historia familiar de este polifacético periodista y escritor, con una larga trayectoria en puestos gubernamentales canadienses. Hemos tenido la oportunidad de entrevistarle, con motivo del estreno de un film que ha supuesto su primera incursión en el cine.

 
¿Cuáles son los principales temas que quería explorar en su historia?

El tema principal era contrastar la inocencia de la amistad infantil con el miedo y odio del mundo adulto de la Revolución rusa. Otro tema importante era la persecución de los granjeros alemanes que vivían en Rusia durante la revolución.

 
Cuando publicó la novela, ¿se dio cuenta de las posibilidades que tenía como película?

Pensé que era una historia convincente y, preguntándome sobre su potencial como película, mucha gente me dijo que creía que podía ser la base para un buen film. De ahí saqué la inspiración para escribir el guión.

 
¿Cómo le resultó el proceso de adaptación de su libro al guión?

Fue un reto escribir un guión basado en una película, porque tiene una forma muy distinta de contar la historia. Muchas cosas del libro no están incluidas en el film, de modo que es preciso mantener los elementos clave de la historia. Lo más importante en mi mente era mantener estos elementos del libro en la película.

 
Su novela es de ficción histórica, pero basada en su familia. ¿Qué partes del largometraje están inspiradas en su historia familiar?

El evento más importante de la historia de mi familia fue el asesinato de mi abuelo por los bolcheviques, en 1919. Mi abuela, mi madre y sus hermanos lo presenciaron, y mi madre, a veces, hablaba de ello cuando yo era pequeño. Lo que me inspiró a escribir la novela fue cómo mi abuela y su familia huyeron de Rusia y llegaron a Canadá, en 1925.

 
Uno de los personajes más interesantes de la película es el padre Friedrich. Defiende a los suyos con valentía, pero eligiendo un camino poco ortodoxo para un sacerdote. ¿En qué medida considera Friedrich, en su interior, que está haciendo lo correcto?

El padre Friedrich está en conflicto con sus emociones y por la necesidad de venganza. Pero creo que la justicia demanda que él ayude a los vecinos a defenderse por sí mismos frente a los bolcheviques revolucionarios.

 
¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Zaza Urushadze?

Fue un placer y una inspiración trabajar con Zaza. Era un director que tenía un ojo increíble para el detalle y sabía con precisión qué quería en cada escena. Hay una inconfundible honestidad en su dirección. Tenía un gran respeto por el público y no usaba ningún truco o efecto especial para distorsionar la realidad. Zaza reconoció el poder de una historia simple, pero humana, que todas las personas pudieran entender y apreciar.