Los dos papas

Las próximas Navidades llegará a Netflix una de sus grandes apuestas de la temporada, Los dos papas. La película transcurre en 2012, durante un encuentro entre Benedicto XVI y el por entonces cardenal Jorge Bergoglio. Ambos debaten sobre el camino que debe seguir la Iglesia católica, desde sus diferentes puntos de vista, pero escuchándose mutuamente y tratando de encontrar lugares comunes.

El veterano Anthony Hopkins interpreta a Joseph Ratzinger y Jonathan Pryce hace lo propio con su sucesor. Parece ser que ambos están realmente bien, pues suenan entre los candidatos a ser nominados a los Óscar, en los apartados de mejor actor principal y de reparto. A esta última categoría aspira Hopkins, porque el relato se centra más en el actual papa.

La cinta fue presentada hace unos días en Telluride y hoy se proyecta en Toronto, dentro de uno de los festivales más importantes a nivel internacional. A finales de noviembre tendrá un estreno limitado en Estados Unidos, con miras a que la producción pueda estar en la carrera de los Óscar, y el 20 de diciembre será cuando llegue a Netflix.

Tras la dirección del largometraje está el brasileño Fernando Meirelles, uno de los realizadores latinoamericanos más prestigiosos. En los créditos también destaca Anthony McCarten, guionista de El instante más oscuro o La teoría del todo. Algunas de las primeras críticas resaltan la calidad de la historia que ha escrito para este film, subrayando el duelo verbal que establece entre dos pontífices que representan distintas sensibilidades dentro de la Iglesia católica.

Tal vez por el impacto del nombramiento de Jorge Bergoglio, el cine había pasado por alto la figura de su antecesor. De Juan Pablo II se saltó directamente a Francisco, cuya aproximación más notable, hasta la fecha, es el documental de Wim Wenders, El Papa Francisco: Un hombre de palabra. Otra estimable propuesta es Francisco, el padre Jorge, aunque algo lastrada por la falta de parecido entre Darío Grandinetti y el pontífice. En esta ocasión no sucede lo mismo, puesto que Jonathan Pryce está muy bien caracterizado.

El aspecto de Hopkins como Benedicto XVI tampoco desentona. No es el primer personaje que el actor británico interpreta en una película de contenido cristiano. En su larga carrera ha dado vida a san Pablo en la miniserie Pedro y Pablo, a un exorcista en El rito, a Matusalén en la decepcionante Noé y al escritor C. S. Lewis en la estupenda Tierras de penumbra, donde firmó uno de sus mejores trabajos.