

Año: 1945
País: Estados Unidos
Duración: 126 min.
Género: Comedia, Musical
Categoría: Películas cristianas
Edad: TP
Director: Leo McCarey
Guión: Dudley Nichols
Música: Robert Emmett Dolan
Fotografía: George Barnes
Reparto: Bing Crosby, Ingrid Bergman, Henry Travers, William Gargan, Ruth Donnelly, Joan Carroll
Los nuevos destinos del padre OMalley le llevan hasta la parroquia de Santa María, una iglesia vinculada a un colegio de monjas, de un modesto barrio neoyorquino. La optimista forma de ser de OMalley, pronto tropieza con el recio carácter de la hermana Benedicta, que es superiora del convento y directora del centro educativo. Pero ambos deberán dejar de lado sus diferencias, para unir fuerzas con el fin de reunir los suficientes fondos, que permitan trasladar la escuela a un edificio más digno que el actual.
Ingrid Bergman fue la gran novedad de esta continuación de Siguiendo mi camino, que había sido la gran triunfadora en los Óscar, en la edición anterior al estreno de este film. Leo McCarey repitió en la dirección y nuevamente fue el artífice de la historia de la que partió el libreto, esta vez escrito por Dudley Nichols. Curiosamente, su guión fue elaborado antes que el de Siguiendo mi camino, concebida originalmente como la secuela. No obstante, atendiendo al orden en el que se presentaron ambas películas, esta segunda no aporta nada novedoso, al reiterar los mismos patrones que su antecesora. De este modo, una vez más el padre OMalley tendrá que conseguir recursos económicos, mientras aleja a los chicos de los peligros de calle, utilizando la música como medio para acercarse a los demás.
El relato también se estructura a partir de un conflicto entre dos religiosos, con modos muy dispares de entender su labor eclesiástica. Si antes, el jovial padre OMalley encontraba su réplica en un viejo sacerdote, ahora es una estricta monja la que le expresa sus suspicacias, aunque en esta ocasión la disputa es menos ingeniosa y se echa en falta la chispa de Barry Fitzgerald, incluso con la incorporación de una actriz del talento de Ingrid Bergman. Sin embargo, la idea volvió a ser muy rentable en la taquilla y le proporcionó al largometraje ocho nominaciones a los Óscar, de los que ganó el correspondiente al mejor sonido. Además, fue la primera secuela en ser candidata a la estatuilla a la mejor película y su protagonista, Bing Crosby, se convirtió en el primer intérprete en recibir dos nominaciones por el mismo papel, en títulos distintos.
Es una lástima que el desarrollo argumental estuviese tan lastrado por la búsqueda de rentabilidad comercial de la producción, pues el contenido religioso es muy superficial, hasta el punto de despojar a sus personajes de parte de su inherente carisma clerical. Esto es especialmente patente en el padre OMalley que, en el loable objetivo de la cinta de retratarlo de una forma cercana, pierde interés al acabar cayendo en varias contradicciones. Un claro ejemplo de esta circunstancia, lo representa la secuencia de una pelea entre dos alumnos de la escuela, tras la que el sacerdote alaba al chico que acaba de pegar a un compañero, en vez de reprender su actitud y consolar a la víctima.