Los discípulos arrancando maíz en el día de reposo

Los discípulos arrancando maíz en el día de reposo (Gustave Doré) -fragmento-

Sobre el Evangelio de Lucas

Iba Jesús con sus discípulos por el campo -se pasaban el día camina que te camina- cuando empezaron a comer espigas de trigo y… ¡Otra vez! unos fariseos a incordiar…

¿Por qué hacéis lo que no está permitido en sábado? Y Jesús que no puede callarse (por eso vino) les dijo a gritos:

“¿Es que no habéis oído lo que hizo David cuando tuvo hambre él y los suyos? El Hijo del hombre es Señor también del sábado”… No contestaron pero criticaron por lo bajini… Con esta gente es que no hay manera, ni entonces ni ahora.

Y otro sábado que Jesús fue a predicar a la sinagoga, encontró a un hombre con la mano derecha estrujada (hecha polvo), y ¡Cómo no! los hombres de la ley que espiaban a Jesús para ver si curaba en sábado y acusarle, estaban muy pendientes de lo que haría. Pero Jesús que sabía sus pensamientos (a ver, no…), dijo al asustado hombrecillo:

– Ponte en medio que voy a decir cuatro cosas… “¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?” Y mirando a todos fijamente y al señorito, exclamó:

“¡Extiende tu mano!”, la extendió y quedó de lujo y esponjosa (estaba seca).

El señorito quedó de piedra pero más contento… Lo malo fue los “inteligentes de la ley”… Le “sentenciaron”. ¿Era un demonio, un prestidigitador?

Cuando Dios hace “cosas” en nosotros, muchos dirán que responde a la casualidad, al azar (como la creación), a la mente… No hagáis caso y perseverad en la fe que ponéis en Jesús; es más, podéis contestar con un: “Mira, la suerte que tengo yo es no depender de la casualidad, ¡qué pena que no la tengas tú!”, y os vais tan ufanos. A ver si piensan un rato y se dejan de tanto azar…

El que tenga neuronas para entender que entienda diría Jesús (es muy suyo); y si te envidian por la fe, di: “Lee por favor los Evangelios, simplemente por curiosidad y verás cómo te habla y lo que hizo por ti en exclusiva”.

Porque tú eres único para Él, ¿lo sabías?