1. El Señor Jesús se hace demoledoramente irresistible cuando nos habla al corazón. No creamos que esto sea algo extraordinario, el Evangelio es un tú a tú de Él contigo.
2. Cuando abatido por tus debilidades, crees que no puedes levantarte o incluso que no vale la pena, mira al Crucificado: se puso debajo de ti para levantarte hacia tu Padre, Dios.
3. Existe lo que podríamos llamar la eclosión del espíritu. Acontece cuando Jesús pasa por él depositando sus Palabras de Vida.
4. No importa mucho si nuestra búsqueda de la Verdad se demora, e incluso si creemos que pierde fuerza. Lo importante es no desviar nuestros ojos de Aquel a quien buscamos, porque terminaremos en sus brazos.
5. Una de las mayores maravillas que Dios hace con los suyos es el de convertir el vinagre de amargura que a veces la vida nos da, en el vino especial propio de su Fiesta.
6. Cuando un hombre llega a encontrar a Dios, es tan grande y sublime su experiencia que aunque todo a su alrededor se vuelva en su contra, jamás se soltará de Él.
7. Es tal la falta de humanidad a la que nos arroja esta sociedad, tan arrogante como impersonal, que nos da por soñar en un Dios que sea Fuego: ¡Lo es!
8. Pedimos un Estado que nos lo dé todo aun a costa de nuestra liberad. Habría que pensar si nos conviene tanta tutela. Es terrible vender nuestra libertad por tan poco precio.
9. Nadie hace temblar tanto los cimientos del Príncipe de este mundo como aquel que cree verdaderamente en el Evangelio del Hijo de Dios.
10. Fuerza y Sabiduría de Dios, eso es el Evangelio para todo aquel que, haciendo caso omiso de sus miedos, acoge la llamada de Jesucristo para ser su discípulo.
11. “Llena de Gracia”, así llamó el ángel Gabriel a María. Lleno de Gracia y lleno de la Palabra significan lo mismo en la espiritualidad bíblica. Sólo llenos de Gracia, de su Palabra, podemos decir sí a Dios.
12. Saber hablar con Dios está muy por encima del saber humano. Saber hablar con Dios supone saber estar a solas con Él. También esto nos sobrepasa. Dios es quien nos concede la excelencia de este saber.
13. Una mirada de Dios a nuestra alma contiene más luz que la de todos los astros de la creación juntos; y es que su mirada enciende en el alma el Fuego eterno.
14. Los ríos de la predicación nacen de un corazón de piedra que, tocado por el Evangelio en el que ha creído, ha sido convertido en manantial de Aguas Vivas (Jn 7,37-38).
15. Aunque todos los poetas del mundo intentasen describir lo que pasa en el interior de un hombre cuando saborea el Misterio de Dios, chocarían contra la impotencia. Hay vivencias del alma que son imposibles de describir.
16. El fuego todo lo aniquila menos un alma apasionada por Dios. Sólo el Fuego de lo alto habita con el Fuego de la Palabra acogida. Así es como Dios nos diviniza.
17. El hombre necio ahuyenta al Espíritu Santo, su corazón se resiste a su Voz. La Palabra no es para el necio, pues siempre anda perdido entre miles de voces.
18. Todo aquel que ate su corazón al Evangelio del Hijo de Dios pasará desapercibido a los ojos del mundo. Todos somos importantes para Dios, pero mucho más, infinitamente más, los que así aman el Evangelio.
19. Una cosa es que un pensamiento contra tu hermano entre intempestivamente en tu cabeza, y otra que lo lleves a tu corazón con su veneno.
20. Sólo Dios cura las heridas del alma sin dejar cicatrices. Pobres de nosotros si las ponemos en otras manos, más bien manazas; manazas porque agrandan las heridas.