1. Ir a la Biblia para buscar una palabra que te dé la razón es bastante infantil, sobre todo teniendo en cuenta que Dios la tenía preparada para sembrarla en tu corazón.
2. Dios es Palabra viva, y en cuanto tal, es resucitadora para el que, escuchándola, la acoge. He ahí la razón de por qué los discípulos de Jesús tienen el santo celo por anunciar el Evangelio al mundo.
3. Terminada su misión, Jesús apenas dejó once apóstoles para anunciarle; ahora bien, eran once hombres llenos de su Fuerza, Sabiduría y Espíritu Santo.
4. De qué le sirve al hombre hacer más y más experiencias sensoriales si no alcanza a hacer la esencial: saborear a Dios. El Evangelio rezuma este sabor.
5. “Mientras vivas nadie podrá resistirte”, dijo Dios a Josué (Jos 1,5). Mientras tengamos la vida en abundancia que nos da Jesús (Jn 10,10), ningún poder de este mundo nos impedirá seguir sus pasos.
6. Dadme una palanca y un punto de apoyo y moveré el mundo, dijo Arquímedes. Dadme un puñado de discípulos de Jesús apasionados por su Evangelio y el mundo se moverá hacia Dios.
7. ¡Amar a Dios con pasión inmortal! Este es el gran don que Él da a los que le buscan con corazón sincero. Se lo da porque apuntaron muy alto y esto alegra el corazón de Dios: apuntar alto.
8. La inmortalidad a la que estamos llamados no se estudia en los libros; emana de los pozos de aquellos que conocen la cercanía de Dios.
9. Cuando la Palabra, llena de espíritu y vida (Jn 6,63), se abra camino hasta llegar al alma, la Fiesta que en ella se da hace palidecer todas las demás.
10. Jesús llamó a sus discípulos para que estuvieran con Él (Mc 3,13). Eso sí que nos hace importantes, porque nunca se cansará de aquellos que acepten esta invitación.
11. Un hombre de fe es aquel que es capaz de decir al Señor: ¡no entiendo lo que me pasa, pero te conozco y me basta con que lo entiendas Tú!
12. No pocas veces, a lo largo de nuestra vida el Evangelio que escuchamos necesita de un espacio interior y silencioso para que Dios pueda dejarse oír.
13. La medida del amor con el que acojamos el Evangelio está en proporción directa con la Presencia de Dios que se desliza a nuestro encuentro.
14. Quien se hace escéptico respecto a Dios está dinamitando su grandeza, pues terminará de beber este escepticismo en su propio detrimento.
15. Maquillaje: he ahí la palabra que define a una parte de nuestra sociedad. Todo pasa por la mano del maquillaje para no evidenciar el no existir que se ha escogido.
16. Un hombre dijo al Señor si no era una fatua pretensión aspirar a amarle. El Señor se limitó a recordarle la pregunta que había hecho a Pedro: “¿Me amas?”
17. El entendido de la Biblia habla de lo que buenamente sabe. El que ama el Evangelio con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas, predica de lo que sabe Dios.
18. “María ha escogido la parte buena”, dijo Jesús a Marta. Pretendemos combatir nuestros defectos de mil formas, incluso ascéticas, con pobres resultados. Aprendamos de María y su elección: “a los pies de Jesús escuchaba su Palabra” (Lc 10,39).
19. Un hombre alcanza su mayor dignidad cuando es capaz de plantar cara a quien no quiere otra cosa que someterle hasta dejarle casi sin libertad de escoger. Me refiero al gran tirano: Satanás.
20. Intentar descifrar la sublime belleza de una Palabra que, abriéndose, se comunica con el alma es misión imposible. Todos los poetas del mundo juntos no podrían dar con la descripción correspondiente.