Playa

1. Cuando un hombre decide buscar a Dios no está haciendo nada extraordinario; está simplemente queriendo dar con el origen del fuego que arde en sus entrañas.

2. “Llévame a una roca inaccesible”, suplica el salmista (Sl 61,3). Si soy embestido por el mal, que éste se aplaste contra ti. Señor, tú eres la Roca en la que puedo asentar mi debilidad.

3. Los que no saben más que decir ¡si tuviera un coche mejor, una casa mayor, más dinero…! jamás sabrán de Dios. Sin embargo, los que dicen ¡si estuviera más cerca de Dios…! aun cuando no son conscientes de ello, han echado raíces en Él.

4. No hay soledad más dramática que aquella a la que nos abocamos al rechazar el camino que nos conduce al punto de encuentro, al cara a cara con Dios. El Evangelio es este punto de encuentro.

5. Cuántas seducciones que nos hicieron soñar terminaron en un visto y no visto. No es así con la seducción de Dios. El que conoce la seducción del Evangelio conoce la irresistible atracción de Dios.

6. Nada peor que vivir con el alma desquiciada, fuera de quicio; y es que se paga un precio muy alto cuando deliberadamente descolocamos nuestra alma de su encaje natural: Dios.

7. Tenemos tiempo cada día para hacer un sinfín de cosas, y llegamos a la noche sorprendidos de tanta actividad. El problema es que no nos sorprendemos por no hacernos a nosotros mismos en Dios.

8. Un hombre sin trascendencia ve, oye, toca y palpa únicamente lo que dan de sí sus sentidos. El hombre trascendente ve, oye y palpa el Espíritu de Dios que encuentra en su Palabra.

9. Para que nuestro amor a Dios nos desborde ha de tener algún decibelio de locura, la santa locura que vemos en los santos; y es que los muy cuerdos (sabios según el mundo) rechazan el Evangelio tal y como es.

10. Dios los crea, y ellos se juntan. Cuanto más mediocre es un artista tanto más los mediocres se inclinan ante sus expresiones artísticas, y las llaman “arte de vanguardia…” Dios es Belleza.

11. Sentarme delante de ti, Señor, y mirarte intensamente hasta que me atravieses con tu mirada, la misma con la que atravesaste a Pedro cuando le llamaste a seguir tus pasos (Jn 1,42).

12. Ante las insidias de Satanás en su intento de dañar su existencia, un buscador de Dios pone ante el tentador lo que Dios ha hecho por él, cómo ha cumplido en él sus palabras/promesas.

13. Por nuestras limitaciones de todo tipo somos constreñidos a salvaguardar nuestros intereses, por más que sabemos que la seguridad total no está garantizada. Feliz el hombre que ha hecho de Dios su riqueza.

14. Cuando nuestra alma es capaz de sintonizar con la Belleza en estado puro podemos decir que estamos ya junto a Dios: la sublime Belleza.

15. No hay mayor negatividad que resignarse a no ser más que alguien que forma parte anónima de un ciclo de la historia cósmica; un ser que hoy es y mañana es absorbido por el ciclo.

16. Dios que ve hasta lo más profundo de tu interior, está pendiente de tu corazón, que en sus manos da su fruto abundante, igual que el grano de trigo en lo profundo de la tierra.

17. Describir la Vida que brota de estar ante la Presencia es un intento fallido; sería como intentar coger con las manos la lava incandescente de un volcán en ebullición.

18. El Arca de la Alianza que llenaba de Gloria el Templo de Jerusalén es imagen profética del Evangelio de Jesús; en él resplandece la Gloria de Dios, por eso es luz del corazón.

19. En el paso apenas intermedio de nuestra muerte será el Evangelio que tanto hemos amado el que, fundiéndose con nuestra alma, provoca nuestra Transfiguración.

20. Los sabios de oriente ofrecieron sus tesoros a Jesús; y su Padre, a su vez, les dio el Tesoro por antonomasia: la capacidad de adorar en espíritu y verdad (Mt 2,11).