

Año: 2001
País: Estados Unidos
Duración: 95 min.
Género: Animación, Ciencia ficción, Aventuras
Categoría: Películas infantiles
Edad: +7
Director: Gary Trousdale, Kirk Wise
Guión: Gary Trousdale, Kirk Wise, Joss Whedon, Bryce Zabel, Jackie Zabel, Tab Murphy
Música: James Newton Howard
Fotografía:
Reparto:
Milo Thatch trabaja como cartógrafo y lingüista en el Instituto Smithsoniano de Washington. Allí no le toman en serio y rechazan apoyar su investigación sobre Atlantis, un antiguo imperio que quedó sumergido bajo el agua. Tras la negativa a su petición, inesperadamente aparece en su vida un enigmático mecenas que financia sus planes, proporcionándole un equipo de variopintos exploradores. Con ellos emprenderá una expedición marina en busca de la desaparecida civilización.
Atlantis: El imperio perdido es fruto de un giro en el estilo de Disney, mediante el que la compañía pretendía rivalizar con las emergentes producciones en 3D de Pixar y DreamWorks, que estaban arrasando en los cines. El estudio no logró su objetivo en cuanto a rentabilidad se refiere, pero a nivel artístico entregó una película realmente singular, que no ha sido justamente valorada.
El motivo de la tibia acogida de este film se debe no solo a los cambios en los métodos de animación a principios de siglo, sino a una trama más adulta de lo acostumbrado en Disney. No está del todo claro a qué público va dirigido el largometraje. Aunque en países como España no hay ninguna restricción por edad, resulta adecuado -dentro del ámbito infantil- para niños con una cierta madurez y para preadolescentes, tanto por el tono del relato como por algo de violencia, especialmente en la parte final.
La cinta está ambientada en 1914. La protagoniza un hombre de ciencia, un poco despistado e intelectualmente inquieto. Su forma de ser contrasta con los rudos modales de los exploradores con los que se sumerge en el mar. La experiencia de sus acompañantes le depara el soporte logístico que necesita para descifrar el misterio del reino hundido.
Uno de los puntos fuertes de la propuesta está en su animación, que bebe de los animes japoneses. Se nota que tras el proyecto hubo un firme propósito de ofrecer cosas diferentes. El valor de la obra, además, no se limita a lo estético, pues despliega una interesante mezcla de ciencia ficción, aventuras y romance, sin las típicas canciones y animales parlantes del estudio del ratón.
La historia, inspirada en las novelas de Julio Verne y con un aire a Indiana Jones, nos adentra en una civilización mitológica, donde se habla una lengua propia creada para la producción por Marc Okrand. Se incluyen elementos de espiritualidad pagana, presentes -de otro modo- en títulos infantiles como Pocahontas.
Al frente del film estuvieron Gary Trousdale y Kirk Wise, dos de los grandes responsables del conocido como Renacimiento de Disney, al que aportaron, conjuntamente, La bella y la bestia y El jorobado de Notre Dame. Poco después del estreno de esta última surgió la idea que dio origen a la película que nos ocupa, para la que contaron con una destacada banda sonora de James Newton Howard.