

Año: 2000
País: Reino Unido, Estados Unidos, Francia
Duración: 84 min.
Género: Animación, Aventuras, Comedia
Categoría: Películas infantiles
Edad: TP
Director: Peter Lord, Nick Park
Guión: Karey Kirkpatrick
Música: Harry Gregson-Williams, John Powell
Fotografía: Tristan Oliver, Frank Passingham
Reparto:
La granja de la señora Tweedy y su marido es un lugar cruel para las gallinas, forzadas a cumplir con unos estrictos mínimos de productividad, si no quieren acabar mal. Cansadas de la situación, Ginger y el resto de las gallinas intentan escapar de distintas maneras, pero sus planes se frustran una y otra vez. Cuando algunas se resignan a aceptar su desdichado destino, una noche llega hasta allí un gallo norteamericano llamado Rocky. Es recibido como un héroe y, ni corto ni perezoso, se compromete a enseñarles a volar para que puedan salir por encima de la valla. Tendrán que darse prisa, porque su dueña está fraguando un maléfico proyecto, que no es precisamente halagüeño para ellas.
A principios de siglo, la productora británica Aardman Animations, responsable de La oveja Shaun, firmó con esta notable propuesta su primer largometraje. Con la inestimable colaboración de DreamWorks, el debut no pudo ser mejor, pues superó los doscientos millones de dólares de recaudación en todo el mundo.
Antes de conseguir esta cálida acogida internacional, en Aardman tuvieron que llevar a cabo un desarrollo creativo lento y costoso, que requería mucho tiempo para construir y mover los personajes. Para cada segundo las marionetas se manipulaban y fotografiaban veinte veces, en un proceso muy laborioso, aunque estuviesen por debajo del estándar de veinticuatro fotogramas por segundo para reducir el presupuesto. Los cuerpos de las gallinas fueron hechos con silicona recubierta de látex, mientras que las cabezas y alas se modelaron con plastilina. Para ocultar la unión entre ambos materiales se emplearon collares y pañuelos. El resultado final de la animación fue realmente brillante.
El gran trabajo técnico no hubiese lucido tanto si no hubiera estado respaldado por el buen guión de Karey Kirkpatrick, elaborado a partir del argumento de los directores Peter Lord y Nick Park. La trama aporta secundarios tan buenos como el fanfarrón Rocky, la gallina de pocas luces que hace ganchillo compulsivamente, la empollona con gafas, el gallo exmarine o los dos ratones con sus trapicheos. La protagonista es la osada Ginger, que es la gallina con más amplitud de miras de todas y cuyos sueños serán los que animen a seguir adelante a las demás para alcanzar sus anhelos de libertad.
Como escenario está la granja de la implacable señora Tweedy, recreada como un campo de concentración, con barracones y alambradas. La cinta es muy entretenida e imaginativa, y tiene momentos para soltar una carcajada.