Cinco

Fotografía: Michael Ruiz (Flickr)

Hace un lustro, mi mujer Dolores y yo, comenzamos la andadura de un proyecto que había empezado a gestarse mucho antes. Poner en marcha un sitio web suponía comprometerse con la tarea de mantenerlo en el tiempo y, por entonces, ya intuíamos lo que ahora conocemos. Una web es como una planta que, por muy bien que se encuentre, hay que cuidar y regar constantemente para que no se marchite.

En un primer momento, dudábamos entre tres proyectos bastante distintos: una web franciscana, un sitio de cine que repasase los estrenos en clave cristiana y un portal orientado a la comunidad católica de Cáceres, la zona en la que vivimos. Como nuestra diócesis tenía una web muy estática, elegimos esta última opción, pero ha llovido mucho desde entonces. Primero, porque desde el principio empezamos a recibir un considerable número de visitas de todo el mundo, que nos hizo replantearnos nuestra decisión y, en segundo lugar, porque el portal de la diócesis se renovó y empezó a ofrecer un servicio de información que, en realidad, nosotros nunca llegamos a dar.

Como veis tenemos en mayor o menor medida contenidos de cada uno de los proyectos en los que inicialmente habíamos pensado. Pero hay mucho más. No solo está reflejado nuestro carisma franciscano, sino los distintos carismas de los amigos que aquí escriben. Vacilábamos sobre la dirección a seguir, pero es el Espíritu Santo el que ha ido conduciendo esta labor como mejor le ha parecido. Nosotros somos sus obreros.

Recuerdo lo que me pasó este verano mientras trabajaba para renovar en profundidad el diseño de la web. Junto a la ventana de mi despacho hay una máquina de aire acondicionado y, sobre ella, a veces se posa algún pajarillo. Siempre es una breve y agradable distracción. El caso es que, cuando estaba inmerso en códigos y pruebas, se posó junto a mi ventana una paloma durante bastante rato. No digo tanto como que fuese una señal del cielo, pero en los años que llevo aquí nunca había sucedido y, desde luego, en ese momento me alentó mucho.

Como veis, la apariencia actual es muy distinta a la que tenía la primera página de inicio que publicamos.

Camino de Emaús en 2009

En el camino que comenzamos dos, a principios de 2009, nos han ido acompañando varios amigos. Primero se unieron los padres Pablo Cabellos y Antonio Pavía, que son dos de esos sacerdotes que le entusiasmarían al papa Francisco. Más adelante, animados por el padre Antonio, tuvimos la suerte de que empezasen a colaborar Emma, Juanjo y Olga, de la comunidad María Madre de los apóstoles, que han aportado valiosísimos textos sobre diversos temas.

Puntualmente, por iniciativa propia o a petición nuestra habéis colaborado algunos amigos más. Mil gracias a todos por ayudarnos a construir este lugar de evangelización. A los que nos seguís, esperamos que hayáis encontrado aquí una posada agradable, que os aliente -aunque solo sea un poco- en vuestro camino cristiano.