En nuestra recopilación de lo más destacado de 2019, el amor y la solidaridad tienen una especial relevancia. A través de una hija, un padre o incluso alguien desconocido, los cinco largometrajes seleccionados muestran el modo en que, dándose a los demás, puede aflorar lo mejor de uno mismo. Esta lista también refleja los beneficios de la fe y, en ella, hay espacio para la denuncia de injusticias sociales.
En buenas manos
Esta estupenda película francesa se adentra en el mundo de las adopciones con un acentuado realismo. Varios personajes se cruzan en torno a Théo, un recién nacido del que su madre biológica no quiere hacerse cargo. La realizadora Jeanne Herry plasma la actuación de los servicios sociales en los procesos de adopción y el largo camino que estos suponen para los candidatos. Además, presenta con igual acierto maternidad y paternidad, desplegando una emotiva historia sobre la importancia no solo de ofrecer afecto, sino de darlo de la forma adecuada.
La luz de mi vida
Sin el encorsetamiento ideológico y formal de las producciones de Hollywood, el cine independiente estadounidense sigue deparando propuestas muy atractivas. Es el caso de esta notable cinta, que ha sido escrita, dirigida y protagonizada por Casey Affleck. El relato transcurre en un futuro posapocalíptico, donde una pandemia ha acabado con la vida de casi todas las mujeres. En un entorno inhóspito y deshumanizado, un padre lucha por proteger a su hija de once años de los peligros que le acechan. El amor de ambos será la gran baza con la que cuenten para sobrevivir y un foco de luz para un mundo en tinieblas.
El creyente
Aunque no se mencione expresamente, el film se inspira en la labor desarrollada por la comunidad del Cenáculo. Sigue los pasos de un joven adicto a las drogas, que ingresa en un retirado centro católico para intentar superar su problema. Junto a otros jóvenes realiza una terapia de rehabilitación basada en el trabajo y la oración. De forma veraz y con una marcada sobriedad, El creyente habla de los beneficios de la vida comunitaria y acerca del valor de la fe en esta sociedad descreída. Asimismo, incluye una estimable reflexión sobre la vocación religiosa.
El pan de la guerra
Tras varias producciones principalmente orientadas al público infantil como La canción del mar, el estudio de animación irlandés Cartoon Saloon llevó a la pantalla esta historia adulta, ambientada en Afganistán. Cuenta los avatares de una muchacha de once años que tratará de ser el sustento económico de su familia, a raíz de la detención de su padre, acusado de ofensas al islam. A la chica no le queda más remedio que hacerse pasar por un niño, porque en Kabul solo se les permite trabajar a los hombres. Nora Twomey denuncia la discriminación hacia la mujer en territorios musulmanes y apela al poder de los sueños.
Ártico
Apenas sabemos nada de los dos personajes que aparecen en esta interesante película islandesa. Tan solo conocemos que el protagonista es un piloto, llamado Overgård, que subsiste como puede en el Ártico. Mientras espera ser rescatado, también queda atrapada allí una joven oriental, malherida después de sufrir un accidente de helicóptero. No habla el mismo idioma que Overgård, quien cargará con ella en el arduo trayecto que inician, apurando sus posibilidades de supervivencia. La solidaridad será el lenguaje común para ambos. Lo que podría ser un lastre, se convertirá para el piloto en una razón para seguir adelante y supondrá la única esperanza para su acompañante.