
Triunfo de Josafat (Jean Fouquet)
Leyendo un fragmento del Segundo Libro de las Crónicas, 20,1-9.13-24, resulta interesante la historia que se nos cuenta de Josafat, rey de Judá. Por aquel entonces, varios pueblos se dirigían hacia el suyo en son de guerra. Todo el pueblo de Judá y Jerusalén, con Josafat a la cabeza, rezó ante el Señor en el templo que habían construido sus antepasados, confiados en que Él les escucharía y les ayudaría en lo que se les venía encima.
El Señor, que inspiró a uno de los levitas allí congregados les dijo: “No os asustéis ni acobardéis ante esa inmensa multitud, porque la batalla no es cosa vuestra, sino de Dios. (…) No tendréis necesidad de combatir; estad quietos y firmes, contemplando cómo os salva el Señor. Judá y Jerusalén, no os asustéis ni acobardéis. Salid mañana a su encuentro, que el Señor estará con vosotros”.
Si ahora nosotros, ante las dificultades de cada día, ante una mala noticia, una enfermedad, una desilusión, un previsible ataque a nuestra integridad personal y humana, imploramos al Señor que nos escuche y nos ayude, nos encontramos en este texto escrito hace más de 2.000 años la respuesta que Él quería darnos a cada uno de nosotros personalmente, ahora, para ti y para mí: «Hijo, no te asustes ni acobardes ante esto que estás viviendo, porque la batalla no es cosa tuya, sino de Dios. No te asustes ni acobardes. Sal al encuentro de tus problemas, que Yo, el Señor, estoy contigo».
Confiemos en su Palabra.