Un año más, desde Camino de Emaús queremos desearos unas felices fiestas. Este 2019 hemos celebrado nuestro décimo aniversario. El recorrido, hasta llegar aquí, nos ha permitido madurar y definir lo que es actualmente este portal. Nos alegra que muchos nos acompañéis en esta andadura.
Diez años dan para mucho. La trayectoria ha sido posible por el compromiso de aquellos que han colaborado en algún momento y por los amigos que lo siguen haciendo. Queremos hacer una mención especial al padre Pablo Cabellos, que falleció en marzo de este año. Fue uno de los primeros que se unió a este proyecto, con su aportación desinteresada. Gracias, Pablo.
Siempre nos causa una emoción especial elegir la imagen que protagoniza la felicitación navideña. Este año la ilustramos con la Virgen de Belén, obra de Jerónimo Gómez de Hermosilla, que tiene su origen entre los siglos XVII y XVIII. Se puede contemplar en el santuario de la Virgen de la Victoria de Málaga y es una imagen que refleja puro amor y mucho más.
El Niño Jesús juega en los brazos de María con libertad. Está alegre por ello. Es la estampa de la dulzura y la confianza, el resultado de haber dicho sí a la vida. María eligió libremente ser la madre de Dios. Los cristianos debemos tener la valentía de ser libres.
El Niño confía en su Madre y la Navidad también es tiempo de esperanza. De saber que hay cosas buenas para nosotros. De esperar sin desánimo ante las dificultades que se nos presentan en la vida. Esperanza y libertad van unidas de la mano. Ambas son fundamentales para el presente y el futuro.
El Niño nace para crecer. No olvidemos que esta época del año no puede quedarse únicamente en luces, comidas, encuentros o regalos. Es momento de pararse y mirar al pesebre donde, una vez más, vuelve a nacer Jesús para avanzar en nuestra vida, con esperanza y libertad.