Mi pie izquierdo

Hace unos días dejaron en el buzón de mi casa una carta de una asociación de pintores con la boca y el pie, que contenía varias felicitaciones navideñas. No conocía a esta asociación, llamada APBP. A mi mujer y a mí nos resultó admirable la calidad de los trabajos de artistas que no pueden valerse de las manos para dibujar. Tras acordarnos de amigos a los que nos gustaría mandarles alguno de estos christmas -como hacíamos antes por Navidad-, pensé que sería interesante dedicarle un artículo a la película Mi pie izquierdo.

Este film de Jim Sheridan se basa en la vida de Christy Brown, un hombre aquejado de parálisis cerebral que únicamente podía mover el pie izquierdo. Con los años empezó a comunicarse verbalmente, no sin mucha dificultad. Antes de ser capaz de hablar, no obstante, su madre ya le entendía. Fue ella quien le apoyó incondicionalmente para que pudiera abrirse al mundo. Y eso que no le faltaban quehaceres como ama de casa, ya que Christy era el décimo de veintidós hijos, de los que solo sobrevivieron trece.

Lo más destacado de este largometraje biográfico, junto con la historia que cuenta, son las premiadas interpretaciones de Daniel Day-Lewis como Christy Brown y de Brenda Fricker representando a su madre. Day-Lewis es un actor del método donde los haya. Aquí se metió en el personaje, pero no en un sentido figurado, sino literal. Emulando a Christy se rompió dos costillas y los miembros del equipo de rodaje tenían que desplazarle de un sitio a otro en silla de ruedas e incluso le daban de comer.

La importancia de los lazos familiares es uno de los ejes vertebradores de la filmografía de Sheridan, sobre todo antes de que el cineasta perdiera el foco dirigiendo guiones ajenos en Estados Unidos. En Mi pie izquierdo retrata a una familia católica e irlandesa con pocos recursos y muchos hijos, donde el carácter autoritario del padre de Christy es compensado por la sensatez de su madre.

Brenda Fricker y Daniel Day-Lewis

Este fue el primer trabajo cinematográfico de Jim Sheridan, tras varios años dedicado al teatro, primero en su país y más tarde al otro lado del Atlántico. En relación a su época de inmigrante, que dio pie a la estupenda En América, declaró en una entrevista para FilaSiete: «Como escritor tuve que marcharme a Estados Unidos, porque no me gus­taba que en la mayoría de los países europeos los estados pagaran a los intelectuales para que fueran izquierdistas radicales. No me fío de los intelectuales radicales asalariados del estado». Luego regresó a Irlanda para comenzar una prolífica etapa, antes de volver de nuevo a Estados Unidos.

En Mi pie izquierdo no oculta el temperamento complicado de Christy ni su dependencia del alcohol, aportando matices a alguien por otra parte inteligente y perseverante al máximo, que se convirtió en pintor y escritor, abriéndose paso en una época donde muchos veían la discapacidad como un estigma. Fue autor de una novela autobiográfica que es la base de esta adaptación para la gran pantalla, que está contada con algunos toques de humor, pero sin florituras. Más bien se presenta con una aspereza muy en consonancia con la dura realidad de la humilde familia Brown.

En la película hay momentos brillantes. Uno de ellos llega cuando Christy, de pequeño, logra escribir su primera palabra: «mother». Su madre es el otro gran personaje. No está dispuesta a rendirse ante ninguna dificultad. Mientras Christy sufre por enamoramientos platónicos no correspondidos, sigue avanzando -en gran medida- gracias a un amor materno incondicional. En ese amor encuentra el impulso para salir de sí mismo y satisfacer la necesidad que cualquiera tiene de expresarse.