En el mismo desierto… En el desierto del alma, es dónde acontece la tentación, y mejor para “Luci” si estás con tu Padre… ¡Cuidado chicos!
Como lo de los pedruscos no dio resultado en la 1ª Tentación, el diablo traslada a Jesús a la picota de una montaña donde se veía todo el planeta (no quiero imaginarme a los dos volando, pero sucedió tal que así, o le ¿tele-transportaría?, pues ¡no sé!
Segunda Tentación: Le muestra todos los reinos terrícolas y le dice: “Te daré todo este imperio… Porque son míos… Si te pones de rodillas y me adoras”. -¡Pero qué dice éste!, como mucho me siento que estoy muy cansado, pero ¿adorarte a ti?- Jesús ni se inmutó.
Esto nos pasa a nosotros y en un momento ya estamos en la poltrona. Pero Jesús… Jesús no y nosotros tampoco, así debía ser. Nos vendemos o compramos a cualquier precio para ser “los reyes del Mambo”, porque de otra cosa…
Jesús le contestó: “Está escrito. Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo servirás”. El demonio le miró con una cara… Dios nos lo advierte seriamente; los “imperios” nos ciegan y nos alejan del mayor Reino prometido, si no fuéramos tan lelos… ¡Jopé, qué lelos somos!
Si eres rico o te toca la lotería (¡Quien la pillara… Perdón Señor!), ayuda a lo grande y quédate con lo que necesites para vivir sin agobios, serás tan feliz que no lo podrás soportar. Y si vives con lo justo, comparte lo que puedas (tener un coche antiguo con muchas multas, olor a tabaco, chicles pegados y la guía Repsol amarillenta del año catorce… Es genial, mientras camine…).
¡Qué “largo” es el diablo con la debilidad humana! ¿Miramos a Jesús?, o adoramos los imperios del diablo, ya dijo que eran suyos y se los cobrará el día que te vayas, tú decides. ¡Anda! sé un poco listo y deja de aglomerar “Condados, Ducados o Reinos”. Adquirir “10 vajillas” ya es comprar un “Marquesado”. ¿Me entiendes?