Los milagros suponen todo un desafío para los límites de la razón. Tanto, que su puesta en escena en la gran pantalla reviste una especial complejidad. Algunos directores optan por representarlos mediante el fuera de plano, empleado por Ladislao Vajda de forma ejemplar en Marcelino, pan y vino, mientras que otros prefieren mostrarlos directamente, asumiendo más riesgos y obteniendo resultados desiguales. Esta segunda vía es la que utilizó Dreyer en Ordet, filmando una secuencia verdaderamente milagrosa, al alcance de muy pocos.
Chesterton dijo que «lo más increíble de los milagros es que ocurren». Las siguientes películas tratan sobre la veracidad, la naturaleza o el significado de supuestos hechos milagrosos. Largometrajes como The Vessel (El navío) o Lourdes intentan ahondar, a veces con más preguntas que respuestas, en el sentido que tienen para nuestras vidas estos fenómenos sobrenaturales.